Macron sale reforzado del primer debate electoral

Favorito en las encuestas para conquistar el Elíseo el 7 de mayo, Emmanuel Macron ha salido fortalecido del debate televisivo[…]

Favorito en las encuestas para conquistar el Elíseo el 7 de mayo, Emmanuel Macron ha salido fortalecido del debate televisivo entre los cinco principales candidatos a las presidenciales francesas que ha dado el pistoletazo de salida a la campaña. El aspirante centrista, ganador en los sondeos de una cita en la que sobre el papel era quien más tenía que perder, recibió ayer el primer apoyo de un miembro del Ejecutivo de François Hollande en el que fue ministro de Economía así como el de un íntimo del presidente socialista, en una clara muestra de que la izquierda en el poder lo considera el voto útil para cerrar el paso a la ultraderechista Marine Le Pen, virtual vencedora de la ronda preliminar.

La ecologista Barbara Pompili, secretaria de Estado encargada de la Biodiversidad, incumplió la consigna impartida por Hollande al equipo gubernamental de no apoyar oficialmente a un candidato antes del 24 de marzo y se decantó por Macron. Por su parte, Bernard Poignant, viejo amigo de Hollande, anunció que en los próximos días abandonará el puesto de consejero presidencial en el Elíseo para sumarse a la campaña de Macron por incompatibilidad con Benoît Hamon, candidato oficial del Partido Socialista, «que ha conducido una revuelta y ha querido censurar, por tanto tumbar al Gobierno».

Los significativos respaldos se produjeron horas después del debate de los 'cinco magníficos' en TF1, la principal cadena de televisión, que fue seguido la noche del lunes en horario de máxima audiencia por una media cercana los diez millones de telespectadores. Según diferentes encuestas, Macron fue el orador más convincente para el 29%-38% de los sondeados, por delante del izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon (20%-33%), Le Pen (19%-33%), el conservador François Fillon (19%- 27%) y Hamon (11%-22%).

     Macron y Le Pen trataron de transformar la cita en una especie de ensayo general de la segunda vuelta electoral en la que ambos cuentan con todas las papeletas para clasificarse. El líder del movimiento En Marche!, que se estrenaba en un ejercicio de este tipo, acusó a su rival ultra de «dividir a la sociedad con sus provocaciones» y de convertir en «enemigos de la República» a los más de cuatro millones de musulmanes que «en su gran mayoría no están por el comunitarismo».

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Le Pen situó a Macron en el bando de los «mundialistas» enfrentados a los «patriotas» de los que se erige en defensora frente a las amenazas de la inmigración, la apertura de fronteras y el modelo ultraliberal reinante en la Unión Europea. También culpó a su rival, exbanquero de negocios, de servir a los intereses financieros y de aprovecharse de las 'puertas giratorias'.

«¡Es Robespierre!»

Además de la cuestión europea, la corrupción también brilló por su ausencia. Nadie reprochó los contratos de su mujer o los trajes a medida de regalo a un Fillon que a guisa de conclusión reconoció que «he podido cometer errores, tengo defectos pero tengo la experiencia». Hamon le reprochó su propuesta de suprimir medio millón de funcionarios. «No está prohibido que los electores recompensen a los virtuosos y castiguen a quienes les parecen no serlo», planteó Mélenchon. «Es Robespierre», apostilló Le Pen, investigada por supuestos empleos ficticios en el Parlamento europeo.

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