El ejemplo de Japón

Es muy complicado sacar alguna conclusión positiva tras una catástrofe "perfecta", que ha combinado terremoto con tsunami y alarma nuclear.[…]

Es muy complicado sacar alguna conclusión positiva tras una catástrofe "perfecta", que ha combinado terremoto con tsunami y alarma nuclear. Pero el caso japonés es excepcional. Por regla general, al cuarto día de producirse un desastre natural, las fotografías de los diarios y las imágenes de los informativos siempre son las mismas: vandalismo, pillaje, ejército y policías deteniendo a los saqueadores... Comerciantes que se aprovechan de las escasez de alimentos para disparar los precios, peleas en las colas por conseguir agua... en definitiva, sale a relucir un amplio repertorio de lo peor de la condición humana.

En Japón, hasta ahora, no hemos visto ninguna imagen de este tipo. A pesar de las dimensiones del desastre, y de la escasez de todo tipo que están sufriendo, emociona ver una sociedad tan cívica, tan respetuosa, tan solidaria. Nadie se está aprovechando de una situación tan desesperada, algo impensable en otros países, en otras catástrofes.

Esta ejemplar reacción del pueblo japonés invita al optimismo, a la esperanza. Un pueblo que se comporta así está más preparado que ninguno para salir adelante de este apocalíptico escenario. Aunque la recuperación económica se presenta lenta y muy costosa, seguro que los japoneses sorprenden y acortan los plazos. Y lo más importante, saldrán reforzados de esta crisis. Seguro.

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