En busca del heredero perdido

El rastreo de beneficiarios de patrimonios sin testamento ha abierto una vía de negocio en España, pero solo pocos despachos y empresas están especializados

Coloquialmente se les ha apodado como «cazadores de herederos» o, peor aún, de «herencias». Desde hace varios años, despachos de abogados y particulares han encontrado una nueva vía de negocio. Consiste en la búsqueda de los descendientes de personas fallecidas cuyo patrimonio queda en un limbo legal al no haber testamento que acredite los herederos legítimos.

El modelo de negocio, aún con poco arraigo en España y hasta hace poco totalmente desconocido, unido a la desconfianza inicial que la impactante noticia genera en los beneficiarios ha provocado el afloramiento del apodo. Ellos reniegan de la etiqueta. «Quién nos llama así demuestra una falta de conocimiento de la profesión absoluta», lamenta Marco Lamberti, quien además de ser el director de Coutot-Roehrig (CR) en España, firma líder del sector, acostumbra a involucrarse en una labor de comunicación y divulgación para dar a conocer la materia y acabar con el concepto erróneo que se tiene de ella.

La diferencia de CR, que cuenta con 44 delegaciones en todo el mundo, respecto a otros despachos es su especialización exclusiva en genealogía sucesoria. Para ello, cuentan en sus filas tanto con abogados como con historiadores. Esto, explica Lamberti, les permite tener un mayor conocimiento y recursos a la hora de llevar a cabo la búsqueda. Fundada a finales del siglo XIX y con base en Francia, CR es la más añeja de Europa, donde la disciplina está mucho más afianzada.

En 2012 echó raíces en territorio español con una oficina en Barcelona y, posteriormente, otra en Madrid. El éxito ha sido mayúsculo: 350 expedientes abiertos y un crecimiento anual de casi el 100% desde su aterrizaje, lo que se traducirá en la próxima apertura de sucursales en mercados importantes como País Vasco, Comunidad Valenciana o Andalucía.

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