Los jueces legitiman el Excel con los gastos
No dudan de la "absoluta regularidad" de Bankia y estiman que las tarjetas «entrañaron un sistema opaco» ante diferentes organismos para no ser detectadas
Los tres magistrados que han juzgado el caso de las tarjetas 'black' han desechado una tras otra todas las alegaciones presentadas por las defensas. Y una de las principales era la posible manipulación de los gastos realizados con ellas, cuyo detalle se contiene en varios archivos de Excel elaborados por los servicios de informática de Bankia con la información aportada por el área de auditoría.
Tal era la importancia que daban este asunto, por ser una de las piedras angulares en que se sustentaban las acusaciones, que presentaron sus propios peritos para tratar de desacreditarlos como prueba, sobre todo «a efectos bancarios», al dudar de su «fiabilidad».
Por eso, el tribunal le dedica una veintena de páginas, desgranando pros y contras, para luego concluir que «ninguna duda le genera en cuanto a la absoluta regularidad» del banco «a la hora de recabar los datos». Tan solo observa «la excepción de los fraudes por clonación», aunque en «casos aislados».
Sostener que el listado Excel «está especialmente preparado para esta causa» es, aseveran los jueces, «una afirmación gratuita huérfana de cualquier elemento objetivo probatorio». Y ello por varios hechos, como que las propias tarjetas «generan automáticamente, y de forma telemática, las correspondientes anotaciones, sin intervención humana y, en muchos casos, sin necesidad de firma».
Así, por ejemplo, cuando algunos abogados esgrimían como elemento dudoso que los cargos no coincidieran con las horas de las operaciones, se aclara que «podía ser así» porque no todos los actos son 'online' «o no se transmiten sino cuando dispone el comercio».
En la sentencia se detalla también la secuencia de hechos que dieron lugar a los Excel, «un proceso controlado y con niveles de seguridad máximos», que recaba su información de «millones y millones de transacciones diarias» y que, «además», está «encriptado a fin de que la información que va de un lado a otro sea inviolable».
Precisamente por resultar «un volcado automático de campos», los magistrados sostienen que «no hubo alteración» y los Excel «constituyen una prueba fundada y privilegiada de las disposiciones realizadas». La mejor demostración, apuntan, es que los «calificados de errores» como la duplicidad de algunos cargos, no se corrigieron luego para «darles otra apariencia».
En todo caso, avisan, «la intromisión en la intimidad» sería «perfectamente legítima por atender al fin de una investigación penal».
'Black' por su ocultación
Otra parte destacada de la sentencia explica por qué en uno de los correos internos de Caja Madrid se denominó por vez primera a las tarjetas como 'black'. Y no es, como se dijo, porque fueran neutrales a efectos fiscales sino, afirma el tribunal, «lo que estaba siendo 'black' era el importe dinerario asignado» a ellas, pues no se incluía en el certificado fiscal de remuneraciones.
«Al contabilizarse así», dicen los jueces, «entrañaron un sistema opaco ante los organismos internos y externos a la entidad». Y que todos los gastos «se cargaban de forma que no se detectasen» lo sabían los dos expresidentes de Caja Madrid condenados, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, «por sus propias percepciones convenidas».