Bolsa. Cómo evitar los peores errores

La lista de errores que se cometen al invertir en bolsa es interminable. A los fallos habituales como carecer de una estrategia, la formación financiera deficiente, falta de diversificación, dejarse llevar por la euforia o el pánico... se suman otros más sorprendentes

El objetivo de ganar en bolsa es muy complicado de conseguir para el inversor minorista. De hecho, José Antonio Madrigal, CEO de Mercalia Global, cifra en un 98 por ciento el porcentaje de personas que pierden dinero al empezar a invertir.

El motivo son los errores que cometen y los riesgos que asumen, que con una mejor educación financiera podrían subsanar. Ya lo advirtió Warren Buffett: «El riesgo viene de no saber lo que se está haciendo».

Estos son algunos de los errores que están presentes en las decisiones de inversión de los cerca de nueve millones de personas que invierten en renta variable en España.

Invertir por cuestiones sentimentales

Muchos inversores son partidarios de mantener la tradición familiar y cuentan en cartera con las mismas acciones que en su día tuvo su padre y su abuelo. Lo hacen sin valorar que los tiempos han cambiado y lo que un día fue un negocio muy próspero ha dejado de funcionar.

Banco Popular fue un claro ejemplo de acción que pasaba de una generación a otra y acabó valiendo cero. También hay quien invierte en una compañía porque mantiene un vínculo con ella.

Comprar a diario en un supermercado afianza lazos con la marca, con su personal… pero la evolución del negocio es otra cosa. Quien sintiera simpatía por DIA por ser cliente habitual de la cadena, invirtiera por ello y lograra en su momento interesantes plusvalías, seguro que está muy arrepentido si no se deshizo de los títulos por sentimentalismo cuando vinieron mal dadas.

«No hay que enamorarse de las acciones», recomienda Francisco Arco, analista de XTB, porque «no materializar las pérdidas puede agravarlas».

Creer que las grandes compañías siempre se recuperan pronto

Un error sorprendente es creer que una gran empresa va a recuperarse de las pérdidas con rapidez. Y no siempre es así. El ejemplo de Telefónica es claro.

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El inversor que compró sus acciones hace casi dos años, cuando cotizaba en 7,6 euros, confiaba en un repunte que le aportara jugosos beneficios, pero se ha encontrado con todo lo contrario. El valor no solo no ha subido, sino que ha seguido cayendo y ahora cotiza alrededor de los 6 euros.

Esto enlaza con otro error frecuente entre los inversores:

No aceptar las pérdidas

Agarrarse a la famosa frase «si no vendo, no pierdo» no sirve de consuelo porque está, en realidad, ante una inversión fallida.

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Tenemos un dinero cautivo que nos impide destinarlo a otra inversión que podría ser más rentable. Por ello, limitar las pérdidas es clave al inicio de toda inversión.

Actuar con precipitación

Lo hemos visto en la crisis reciente de Oriente Medio. Tras el ataque estadounidense contra un general iraní en el aeropuerto de Bagdad, el mercado reaccionó a la baja, pero en dos días recuperó lo perdido.

Los que se precipitaron al abandonar el mercado ahora lo están pagando. «Muchos inversores no son capaces de aguantar pérdidas y venden en el peor momento», asegura Rui da Mota Guedes, analista de mercados de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Javier Hombría, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB añade que los inversores «en ocasiones actúan de manera impulsiva, intentando comprar en los valles y vender en los picos, en lugar de hacerlo con método invirtiendo de manera regular».

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Tomar posiciones antes de la publicación de resultados

Una equivocación que suele cometerse en el arranque de la campaña de presentación de resultados es tomar posiciones en compañías en las que esperas que den a conocer unas cuentas brillantes y sus acciones suban con fuerza en bolsa.

Pero esto es muy arriesgado. Incluso empresas que no suelen decepcionar al mercado, como es el caso de Inditex, una compañía de calidad y muy bien gestionada, con unos resultados que suelen estar por encima de lo previsto, sufren duros castigos en bolsa cuando hay algún apartado de las cuentas que no convence a los analistas.

O cuando esperaban todavía más de ellas. Muy presente está el desplome de los títulos de la cadena textil que sufrió en marzo de 2019, cuando presentó sus resultados de 2018.

Desconocer quién dicta las tendencias del mercado

Un fallo frecuente por parte del inversor es confiar en su cartera, si ha logrado que sea equilibrada y diversificada, e ignorar quiénes están marcando la tendencia del mercado.

Lo hemos visto durante el pasado ejercicio con Donald Trump y su guerra comercial con China, o con la política de los bancos centrales. Ninguna cartera permanece inmune a los efectos causados por quienes tienen el poder de mover los mercados.

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No revisar la cartera

Aunque no es conveniente reajustar las carteras frecuentemente y obsesionarse con la subida o la bajada de los valores, tampoco lo es no revisarlas nunca.

Según Francisco Arco, el valor de las acciones cambia con el tiempo, lo que desvía los objetivos de inversión, por ello hay que reajustar los valores, rotar los que no funcionan y mantener los que sí lo hacen.

«Gestionar una inversión no es estar continuamente comprando y vendiendo acciones, sino tener un objetivo de entrada, otro de salida y valores adecuados a esa inversión».

Ignorar el dividendo

Un aspecto importante al elegir una empresa en la que invertir es el dividendo que ofrece a sus accionistas porque es una forma de lograr rentabilidad con independencia de lo que haga la acción en el transcurso del tiempo.

Pero no todos los inversores tienen en cuenta este aspecto y se equivocan, no en vano las cotizadas españolas fueron en 2019 referencia en el mundo con un 4,6 por ciento de rentabilidad anual por dividendo al cierre de octubre.

Todos estos errores reflejan que el inversor en bolsa español «no invierte bien», asegura Francisco Arco, pero son fallos que pueden subsanarse con una mejor educación financiera, un asesoramiento adecuado, mayor conocimiento de sí del inversor y de sus circunstancias económicas y con algo de suerte.

Según el gestor de fondos Seth Klarman, el éxito de la inversión «no se puede explicar en una ecuación matemática o en un programa informático, es un arte».

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