Tres cosas que un trader debería pensar

Sí en una presentación breve tuviera que ceñirme a tres únicas ideas que transmitir a un grupo de traders, a[…]

Sí en una presentación breve tuviera que ceñirme a tres únicas ideas que transmitir a un grupo de traders, a día de hoy, creo que no serían en absoluto nada de lo previsible en este tipo de eventos (lo que, seguramente, sería decepcionante para la mayoría). Ni nuevos indicadores, ni patrones, ni sistemas, ni kriptonitas. Nada eso. 

Si quisiera ayudar de verdad creo que intentaría hacerlo empezando por un ya famoso estudio de la universidad de Leeds.

1.- EL TEST

En 2011, Waterman y Blades publicaron un interesante estudio. Se basaba en la realización de un test a niños de entre cinco y nueve años, que te invito a realizar también a ti.
El enunciado decía así:

«Una niña llamada Mary va a la playa con su madre y su hermano. Viajan en un coche rojo. En la playa nadan, toman un helado, juegan en la arena y almuerzan unos sándwiches». Ahora las preguntas:

«1. ¿De qué color era el coche?. 2. ¿Comieron pescado con patatas para almorzar? 3. ¿Escucharon música en el coche? 4. ¿Tomaron limonada en el almuerzo?»

Tómate tu tiempo para responder. No hay prisa. Muy bien, ¿cómo dirías que te ha ido? Vamos a comparar tus respuestas a las de esos escolares británicos de entre 5 y 9 años a los que sometieron a esta misma prueba.

Como es normal, todos los niños respondieron correctamente a las primeras dos preguntas («rojo» y «no»). Pero, lógicamente, les fue mucho peor con las preguntas 3 y 4. ¿Por qué? Esas preguntas no tenían respuesta: el enunciado no proporcionaba información al respecto. Y aun así, un increíble 76 por ciento de los niños respondieron esas preguntas de diversas formas.¡El 76 por ciento!

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Para alguien como yo, acostumbrado al manejo de datos, contestar con un escueto «no tengo datos» no sólo es aceptado sino que sería difícilmente entendible que dijera otra cosa. ¿Qué profesional se aventuraría a pronunciarse sin respaldo de datos?ç

Y, sin embargo, ¿cuál es la costumbre (casi obligación) entre traders? ¡Aventurarse! Apuntarse al 76 por ciento y, sin ningún dato que lo permita, decidir que «A» subirá, «B» bajará y que el índice «X» está sin duda a punto de girarse y caer un 20 por ciento, como mínimo. Sin datos. Pura especulación. Sin una mínima estimación estadística de las probabilidades matemáticas que eso suceda o no. 

Así que volvamos a probar, amigo trader:
«Mary, su madre y su hermano ¿tomaron limonada en el almuerzo?» «¿Qué hará el SP500 en los próximos 3 meses?»

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2. -LA ÚLCERA O LA VERDAD

Lo importante no son las respuestas, sino las preguntas. Respuestas, cada cual puede tener la suya, pero no todos tienen la capacidad de hacer las preguntas adecuadas, e insistir en ellas hasta obtener las mejores respuestas.

En los años 80, incluso posteriores, cualquier adulto sabía y era consciente que si no mantenía su estrés en un nivel moderado o si abusaba de comidas copiosamente especiadas, la úlcera era un peligro real a la vuelta de la esquina.

Nadie lo dudaba y era un hecho médico irrefutable. Y tanto como las causas de las úlceras eran conocidas, también lo era su tratamiento. A los pacientes se les aconsejaba relajarse, tomar leche y un tratamiento diario de pastillas para bloquear la producción de ácido gástrico. Y así para siempre. Según los especialistas, entre tratamientos farmacológicos y quirúrgicos lo que podríamos llamar el «mercado económico de la úlcera» movía en 1994 más de 8.000 millones de dólares.

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En 1981 un joven doctor australiano llamado Barry Marshall entró en contacto con Robin Warren, un especialista con larga experiencia en la unidad de gastroenterología en el Royal Perth Hospital. Marshall buscaba un proyecto de investigación y Warren lo incorporó al suyo, que se basaba en algo completamente rechazado por la mayor parte de especialistas mundiales: la posibilidad de infecciones bacterianas en un medio tan sumamente hostil como el estómago humano. 

Marshall consiguió aislar por primera vez la bacteria, identificarla y, no contento con ello, se la llegó a administrar él mismo (como conejillo de indias) para acabar demostrando que ese era, y no otro, el causante de la úlcera gástrica humana. Y, no sólo ello, sino que, al tratarse de una infección bacteriana, la patología podía ser completamente curada con antibióticos.

Que decir tiene que ni la comunidad médica ni la farmacéutica recibieron la noticia con entusiasmo, precisamente. Marshall recibió todo tipo de críticas y descalificaciones. Pero, por no alargarnos innecesariamente, los doctores Marshall y Warren recibieron el Premio Nobel de Medicina en 2005.

En el caso de la úlcera, el diagnóstico, causas y tratamiento estaba perfectamente estudiado y establecido; existiendo una próspera industria en consenso con todas esas premisas bien establecidas. Sin embargo, la verdad era otra. La enfermedad se podía curar y su tratamiento era fácil y muy barato. 

Pero había que cambiar el enfoque y romper los prejuicios previos. Por mucho que toda la comunidad médica estuviera cómodamente instalada en una realidad aparentemente bien cimentada, era completamente falsa. 

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Porque la verdad es la verdad, la diga Agamenón, su porquero o un poco conocido médico australiano de Perth.

3.- EL PROBLEMA DEL PROBLEMA

¿Quién te dice que ese problema que estás estudiando tiene solución? ¿Quién te dice que es un problema único y no múltiple? Y, en caso de que sea único, ¿quién te dice que tiene una sola solución y no varias?
Así mi profesor me enseñó, desde el primer día, a tener siempre la mente abierta ante todas las posibilidades, y que sin definir el problema, era difícil abordarlo.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Si hubiera explicado correctamente todo lo anterior, toda conclusión sería innecesaria. Pero, por si acaso alguien precisa de un resumen en forma de conclusión, todo lo anterior muestra otro punto de vista sobre el trading y la razón de la orientación en el diseño de algoritmos y herramientas basados en los mismos principios estrictos del tratamiento de datos, pues nadie jamás me ha justificado que los datos bursátiles sean otra cosa más que datos, y como tales hay que tratarlos.

1. (El TEST). Para hacer trading con éxito no necesitas adivinar el futuro. Entre otras cosas porque nadie puede adivinar el futuro, por lo que esa es una pretensión condenada al fracaso. 

Basta con gestionar el presente. Para hacerlo podemos ayudarnos con los datos del pasado, pero esos datos no implican saber qué pasará en el próximo tic. En gestión de datos solo establecemos niveles de probabilidad de los distintos posibles escenarios.

Como en una partida de ajedrez, no hay que adivinar el siguiente movimiento del adversario, sino tener previstos los más probables. Y, si te equivocas, rectificas.

2. (La ÚLCERA) Por mucho que haya un consenso general sobre cualquier aspecto, una nueva forma de abordar el problema puede dar con una mejor solución al problema. Conservar lo que merezca ser conservado y revisar el resto es la forma de avanzar en cualquier campo del conocimiento. 

3. (EL PROBLEMA) Entender que un determinado problema tiene una sola solución y que esa es (además) la nuestra es, cuando menos, pecado de soberbia. El trading puede ser abordado de distintas formas y todas merecen respeto.Yo prefiero las más propias del siglo XXI, pero esa es mi elección. 

Y todo eso es lo que he pretendido explicar.

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