La volatilidad implícita, un factor clave en la valoración de los warrants
Es con seguridad el factor más difícil de entender por parte de los inversores, pero a pesar de ello es[…]
Es con seguridad el factor más difícil de entender por parte de los inversores, pero a pesar de ello es necesario siempre tenerlo en cuenta cuando realizamos operaciones con este tipo de activos.
La volatilidad implícita recoge la incertidumbre en relación a la variación del activo subyacente esperada, pero este movimiento del activo subyacente no lo tenemos que confundir con la tendencia. Como es una variable que recoge las fluctuaciones esperadas por el mercado es necesario hacer un seguimiento constante de la misma. Ya que los ajustes que puedan darse en ella, tanto al alza como a la baja, afectarán directamente al valor del warrant en ambos sentidos.
Podemos ver de forma gráfica cuál es el concepto de volatilidad en el subyacente (gráfico 1):
Gráfico 1
Como vemos, la acción A sigue un comportamiento determinado con leves variaciones en el precio de una sesión a otra. Tiene una baja volatilidad o velocidad de variación. Por el contrario, la acción B sufre de grandes oscilaciones para llegar al mismo precio. Tiene por tanto una alta volatilidad o velocidad de variación.
Observamos en ambos gráficos que las variaciones son independientes de la dirección o tendencia que pueda tener el valor. Es decir, el valor puede estar subiendo, bajando o en movimiento lateral pero es con la brusquedad o amplitud con los que se dan lugar estos movimientos lo que determina la volatilidad. Y ello será lo que incida en la variación de la prima del warrant.
Las variaciones de la volatilidad afectan del mismo modo al warrant call y al warrant put. En un mercado donde haya fuertes oscilaciones en los precios, mayor será la probabilidad de que el activo subyacente del warrant alcance o rebase, a vencimiento, el precio de ejercicio, por lo que mayor será su valor. De este modo veremos como en un mercado con alta volatilidad, el warrant tendrá una prima más alta, debido a que es más probable que la prima contenga o aumente su valor intrínseco.
Lo contrario ocurre en un mercado que se mueve despacio y que, por lo tanto, tiene una baja volatilidad. En este caso, la probabilidad de que el contado, el activo subyacente, se desplace hacia un determinado precio de ejercicio (strike) es menor, por lo que menor deberá ser también el precio o prima del warrant.
Así podemos decir que al inversor en warrants le interesará que, si ha comprado un warrant tanto si es call como put, la volatilidad implícita aumente. Ya que ello redundará de forma clara en un aumento de la prima del warrant ya en su posesión y se beneficiará de ello. Además podrá maximizar la rentabilidad de su inversión en aquellos momentos de mercado en los que se defina una tendencia clara.
Por el contrario, si nos situamos en un mercado sin tendencia, lateral, y con muy poco movimiento, la operativa con warrants debería centrarse en el corto plazo y/o con warrants dentro de dinero (In The Money ITM), que son aquellos que minimizan su exposición a factores como la volatilidad o el paso del tiempo. La contrapartida de ello es renunciar a un mayor apalancamiento.
También observamos un comportamiento beneficioso para el inversor cuando emplea estrategias combinadas de warrants para construir straddles o strangles. Si tenemos una volatilidad implícita elevada y esperamos una reducción de la misma, las estrategias de vender un straddle (cono), es decir, vender un warrant call y un warrant put del mismo precio de ejercicio y vencimiento, obtendremos mayores primas y nos beneficiaremos del paso del tiempo en la medida que el subyacente no se desplace del precio de ejercicio.
En la estrategia contraria, comprar un straddle (cono), el razonamiento seguido es que esperamos un movimiento brusco del mercado pero no sabemos su dirección. Lo normal en este caso es partir de una volatilidad implícita relativamente baja y pagaremos poca prima. El movimiento del subyacente provocará un incremento de las primas con el que nos beneficiaremos en nuestra posición que en este caso estará formada por la compra de un warrant call y un warrant put del mismo precio de ejercicio.
Así como la volatilidad implícita tiene una influencia muy considerable en los warrants, esta se ve sensiblemente reducida en los productos como los turbo warrants, y no es una variable que se tenga que tener en cuenta en los turbo warrants ilimitados.
Como es importante esta volatilidad para la formación del precio del warrant, lo que es interesante para cualquier inversor es la posible evolución futura de esta volatilidad. Para ver aproximaciones a cuál puede ser el comportamiento de la misma, suele hacerse referencia a la volatilidad histórica. Pero hay que hacer la consideración de que son dos valores diferentes.
La volatilidad histórica es una medida de las variaciones de un subyacente respecto a su media. Se emplea para ver una aproximación a la volatilidad del activo subyacente y se obtiene a partir de las series históricas de precios del mismo. Nos aproxima la tendencia de la volatilidad implícita. La única información que nos aporta esta volatilidad histórica del subyacente al compararla con la volatilidad implícita del warrant es si está por encima o por debajo de su media histórica.
En los gráficos 2 y 3 podemos observar a distintos plazos temporales de 10, 30, 50 y 100 días cuál ha sido en el último año la volatilidad histórica del Ibex. Con ello podemos ver también los valores máximos y mínimos y en los periodos en los que ha tenido lugar. Es fácil observar que la volatilidad en el plazo corto presenta las variaciones más bruscas y alcanza los niveles máximos que suelen coincidir en este caso con los momentos de mayor corrección, por ejemplo en febrero.
Gráfico 2
Gráfico 3
La volatilidad implícita nos estará definiendo el valor temporal del warrant. Si la volatilidad implícita es muy alta, entonces el valor temporal del warrant es superior al valor temporal del mismo warrant con una volatilidad implícita más baja. Si sabemos que el warrant tiene un valor temporal cero en su vencimiento, entonces concluimos que cuanta más alta es la volatilidad implícita de un warrant, más fuerte tiene que ser el ritmo de pérdida en el valor temporal durante la vida del warrant.
Así que si un inversor utiliza warrants fuera del dinero (out of the money OTM), es decir, que su precio de ejercicio está por encima de la cotización del subyacente, en el caso de los warrant call y a la inversa en los warrant put, no tiene valor intrínseco, todo su valor es temporal y reflejado por esta volatilidad implícita. Si los warrants se quedan 'out of the money' hasta su vencimiento, el warrant valdrá cero. Es importante notar que la mayor bajada en el valor temporal se inicia a partir del último mes de vida del warrant. La pérdida de valor temporal no es lineal, se acentúa bastante en el final de la vida del warrant.
La volatilidad implícita finalmente mide la probabilidad esperada por el mercado sobre las oscilaciones del subyacente. Es entonces una medida de la oportunidad o riesgo que existe sobre el subyacente. Un inversor que se posiciona en un warrant, especialmente si es un warrant 'out of the money', está tomando una posición direccional en el movimiento del subyacente pero, más importante, también está tomando una posición en la volatilidad futura del subyacente.
El inversor debe prestar especial atención a la volatilidad implícita incluida en la prima del warrant: cuanto más alta es la volatilidad implícita, más tiene que subir (en el caso de un warrant call; bajar en el caso de un warrant put) el subyacente para recuperar potenciales pérdidas en el valor temporal. Al final, el valor temporal tiende siempre a cero durante la vida del warrant. Para ello el inversor debe disponer de herramientas para poder realizar el seguimiento de los indicadores técnicos, como por ejemplo la página de detalle del producto sobre el cual quiere operar y calculadoras para efectuar sus cálculos a nivel orientativo, como las que ofrece Commerzbank.