La renta variable a largo plazo, preparada para una inflación creciente

A BNY Mellon no le preocupa la inflación ya que han apostado por empresas que se benefician del poder de fijación de precios en sus estrategias de renta variable a largo plazo

La mayor inflación no desconcierta a los gestores de la estrategia Long-Term Global Equity (LTGE) de BNY Mellon, pues consideran que su concentración en empresas capaces de mejorar la productividad y repercutir los mayores costes al consumidor diluirá su impacto.

En diciembre, el índice de precios de consumo (IPC) del Reino Unido alcanzó el 5,4 por ciento, su mayor nivel en 30 años, mientras que la inflación estadounidense alcanzó el 7 por ciento , registrando con ello su mayor subida desde junio de 1982.

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Los bancos centrales se han visto obligados a comenzar a endurecer sus políticas monetarias para combatir las subidas de los precios.

Los gestores de Walter Scott han evaluado el impacto de un entorno inflacionario en la estrategia LTGE y creen que sus tenencias “tienen motores de crecimiento sólidos y duraderos que deberían aislarlas del impacto de la inflación cíclica o estructural”.

El equipo menciona que muchas compañías podrían beneficiarse de la inflación, gracias a su poder de fijación de precios, y destaca que la inflación podría impulsar el crecimiento para ciertas firmas tecnológicas, al animar a sus clientes (en múltiples sectores) a mejorar su eficiencia adoptando o implementando nuevos productos y servicios tecnológicos.

En qué consiste la estrategia

La estrategia LTGE invierte en una de las mayores empresas de software del mundo, que según el equipo de inversión se dispone a elevar de un 10 por ciento a un 25 por ciento el precio de un paquete de productos que ayuda a los clientes a mejorar su productividad. Otra compañía estadounidense de software de edición presente en la cartera ha registrado subidas agregadas de sus precios de un 5 por ciento anual.

Los gestores también observan que ciertos productores de bienes de consumo pueden “ejercitar sus capacidades de fijación de precios”. Un grupo francés de bienes de lujo lleva décadas viendo una inflación anual del 5 por ciento al 7 por ciento en varios productos de su gama de bolsos.

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“Los productos de lujo de la empresa gozan de cierta inelasticidad de demanda, con lo que implementar subidas de precios para mitigar el efecto de la inflación no es ningún problema”, afirma el equipo de BNY Mellon.

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Su expectativa es que las compañías sanitarias también mostrarán cualidades defensivas a medida que aumenta la inflación. Apuntan a un negocio farmacéutico global basado en Suiza, cuya franquicia de oncología “de talla mundial” debería mostrar una buena evolución debido al hecho de que sus mercados finales trabajan dentro de un marco legislativo definido que cubre ajustes de precios de materias primas o subidas de costes indirectos.

La cartera también incluye a uno de los mayores proveedores mundiales de insulina, una compañía danesa que, en opinión del equipo, debería aguantar bien el tipo en un entorno inflacionario gracias a sus márgenes elevados y al hecho de que sus productos son cruciales para el tratamiento de la diabetes y la obesidad.

En adelante, Walter Scott anticipa que la volatilidad persistirá en los mercados de renta variable debido a la preocupación en torno al crecimiento económico relacionada con la variante ómicron y los problemas en las cadenas de suministro, unidos al endurecimiento monetario.

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El valor de las inversiones puede caer

Jane Henderson, consejera delegada de Walter Scott, coincide con la valoración de que el año ha comenzado mal y que seguirá siendo complicado: “La perspectiva de mayores tipos de interés, inflación persistente y crecientes tensiones políticas a nivel global han frustrado el comienzo del año, y varios sectores que hasta la fecha habían hecho gala de fortaleza han sufrido marcadas caídas desde sus máximos recientes.

No podemos adivinar lo que ocurrirá a continuación en los mercados, y en cualquier caso, nuestro horizonte de inversión no se mide en meses, sino en años. Sea cual sea el trasfondo de renta variable, seguiremos concentrándonos en los fundamentales con un enfoque que ha capeado más de una tormenta bursátil.”

El equipo de inversión LTGE observa que un nivel bajo de inflación de demanda con subidas solamente moderadas de los tipos de interés sería positivo para las acciones. No obstante, en caso de que la inflación continúe “cerniéndose sobre el panorama económico” a corto plazo, las empresas de calidad que disfrutan de mayores márgenes, poder de fijación de precios, fortaleza de marca, motores seculares y un bajo apalancamiento financiero están bien situadas para contrarrestar su impacto.

“Estas son las cualidades típicas de nuestras tendencias, y lo que buscamos en una empresa con independencia de la coyuntura económica”, concluye el equipo.

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