La oportunidad del cobre

El cobre ofrece mejores expectativas a largo plazo que el petróleo, condenado en el proceso de descarbonización que existe en el mundo

La variante delta del coronavirus está corrigiendo algunas de la consecuencias del exceso de optimismo económico, que había impulsado la expectativa de una fuerte recuperación económica tras la pandemia.

Los bonos han relajado la escalada en sus rentabilidades al reducirse las expectativas de inflación, mientras que la bolsa duda sobre si continuar subiendo o corregir, y el petróleo ha optado claramente por lo segundo: a menor crecimiento económico, menos demanda.

Pero no todas las materias primas han corrido su suerte. Si el Brent se deja casi un 8 por ciento en un mes, el cobre, cotiza en tablas (+0,45 por ciento) respecto a los precios de hace treinta días. Una diferencia que, para algunos analistas, nos estaría dando la pauta sobre dónde está la mejor alternativa.

¿Por dónde asomarse a las materias primas?

Más allá del corto plazo, teniendo en cuenta que el mundo se está preparando para dar un giro total a su modelo de consumo energético, los grandes inversores están recomendando cambiar de activos fetiche. A largo plazo, por ejemplo para BlackRock, hoy sería mucho más interesante aprovechar correcciones en el cobre.

«Creemos que es importante distinguir entre los catalizadores a corto de las materias primas -especialmente la recuperación económica- y la transición a largo plazo que va a afectar a las materias primas», explican los expertos de la mayor firma de inversión del mundo.

«El precio del crudo es un caso claro. La recuperación de la demanda y la falta de inversiones para generar nueva oferta está presionando al alza a los precios. Esto será un efecto a corto porque la transición hacia el ‘net zero’ dejará atrás el pico en la demanda», reflexionan.

«Habrá una demanda más significativa para otros metales, como el cobre», señalan desde BlackRock. De hecho, con una perspectiva de medio plazo, el cobre ya estaría sacando ventaja al crudo, ya que fue mucho más resistente a la corrección sufrida durante los peores meses del confinamiento.

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Así, en la imagen posterior, el cobre (azul) aventaja al Brent (blanco) a medio plazo. El gráfico refleja la evolución de ambas materias primas desde 2019 hasta ahora, produciéndose el ‘sorpasso’ del primero sobre el segundo durante el cierre económico de 2020 por el COVID-19.

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Fuente: Bloomberg

Junto con el cobre, que se verá beneficiado por el esfuerzo inversor que las grandes economías van a poner en marcha para transformar sus infraestructuras, o por la demanda del coche eléctrico o las centrales de carga, existen otras materias primas que pueden sacar partido al proceso de transición energética. BlackRock, concretamente, cita al litio.

El papel de las infraestructuras en la carrera hacia el ‘net zero’

El Senado estadounidense estaría preparado para dar luz verde a un paquete de inversiones en infraestructuras valorados en 1 billón de dólares este mismo martes.

Más allá del proceso de generación energética, las infraestructuras son imprescindibles para avanzar en la ruta hacia la descarbonización a la que cada vez más países se están comprometiendo y que la ONU considera imprescindible para frenar los efectos adversos provocados por el cambio climático.

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«La Administración Biden ha propuesto mayores inversiones en infraestructuras, no solo para financiar la transición verde, sino también para compensar años de infrainversión en infraestructuras tradicionales como carreteras, puertos, ferrocarriles o puentes», señala BlackRock.

Si a este estímulo se le añade la necesidad de ampliar la red de puntos de recarga de vehículos eléctricos que requiere el abandono de los coches impulsados por combustibles fósiles, o la necesidad de poner en marcha muchos más paneles solares y ‘molinillos’ el mundo podría necesitar de inversiones valoradas en unos 18 billones de dólares. Lo que asegura mucha demanda de cobre.

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