La inversión extranjera se recupera, pero no se refleja en la productividad

La Inversión Extrajera Directa (IED) se recuperó notablemente en el mundo en 2015, pero todavía no ha tenido consecuencias en[…]

La Inversión Extrajera Directa (IED) se recuperó notablemente en el mundo en 2015, pero todavía no ha tenido consecuencias en la productividad de los países, según un informe publicado hoy por la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

En 2015, el flujo de inversión aumentó un 36 % hasta 1,7 billones de dólares, su mayor nivel desde la crisis (2008-2009).

El principal motivo de esta recuperación fue el aumento repentino de inversión hacia los países desarrollados (un crecimiento del 90 %), con lo que estos acumularon en 2015 el 55 % del total de la IED.

El mayor flujo se observó hacia la Unión Europea y Estados Unidos, que multiplicó este último por cuatro la inversión recibida respecto de 2014.

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Las economías en desarrollo vieron cómo las inversiones llegaban hasta 741.000 millones de dólares, un 5 % más que en 2014, su segunda cifra más alta.

La mayoría de los capitales se invirtieron en Asia, mientras que en África, Latinoamérica y el Caribe, las inversiones fueron más bien escuetas, como reflejo de la caída en picado de sus principales exportaciones.

Concretamente, en América Latina la inversión extranjera se redujo un 11,2 % hasta 151.000 millones de dólares.

La caída de los precios en los sectores de extracción (minería, gas y petróleo) provocó que la inversión se redujera un 38 % en Chile y en un 15 % en Colombia.

Sin embargo, el flujo de capitales hacia Perú se incrementó un 11 %, y en Argentina también aumentó, aunque sólo en comparación con un débil 2014, cuando el Gobierno compensó a la petrolera española Repsol por la nacionalización de su filial YPF.

Excluyendo dicha transacción, la inversión en 2015 en Argentina disminuyó un 8,3 %.

El informe indica que el aumento del flujo de capitales se debió principalmente a las fusiones y adquisiciones internacionales, por lo que el crecimiento de inversiones no se tradujeron en una expansión de la capacidad productiva.

De hecho, las fusiones y adquisiciones se incrementaron un 61 % en 2015, mientras que bajaron los anuncios de inversiones en nuevos proyectos en países en desarrollo.

Salvo que haya otra oleada de fusiones y adquisiciones, la UNCTAD prevé que las inversiones extranjeras directas caigan en 2016, como reflejo de la delicada situación de la economía, la volatilidad de los mercados financieros, la débil demanda agregada y la significativa desaceleración en varios mercados emergentes.

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