La inflación será la peor amenaza para las bolsas en 2022

La inflación ya está empezando a lastrar la demanda y el consumo, lo que a su vez amenaza los beneficios empresariales y aumenta el peligro para las bolsas

Las bolsas mundiales terminan el año dominadas por los titulares sobre la variante ómicron de coronavirus, pero la gran amenaza en 2022 será la inflación.

El crecimiento de los precios en los Estados Unidos se disparó hasta el 6,8 por ciento, una décima más que el 6,7 por ciento registrado en la economía española.

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Con los precios desbocados, el gran motor de las bolsas, los beneficios empresariales, están en serio peligro. Todo es cuestión de que la inflación termine por afectar al consumo y deprima los márgenes de beneficio. Es lo que está empezando a ocurrir.

Después de un aumento constante desde el año pasado, las estimaciones de 12 meses para los márgenes operativos del S&P 500 se han estancado desde mediados de octubre, según datos que cita Bloomberg.

Este frenazo coincidió con el inicio de una temporada de resultados. Las empresas hicieron sonar las alarmas respecto al incremento de los costes derivados de las interrupciones en las cadenas de suministros y los cuellos de botella.

La peligrosa espiral precios-salarios y los efectos de segunda ronda

En la medida en que las compañías vean aumentar sus costes, tratarán de trasladar este efecto a los precios, lo que presionará aún más sobre la inflación.

En el mercado laboral, la subida de los precios se traducirá en incrementos de los salarios nominales, ante la pérdida de poder adquisitivo que supone la inflación, con lo que todavía habrá más presiones alcistas sobre los precios.

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Son los conocidos como efectos de segunda ronda, que en muchos casos se ven acelerados por las cláusulas de revisión salarial ligadas al IPC. Es la mecha que puede prender la temida espiral inflacionista de los precios y los salarios.

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Todo este proceso comenzará a coger velocidad de crucero en cuanto la inflación afecte al consumo y la demanda.

En opinión de Gina Martin Adams, economista de Bloomberg Intelligence, la inflación persistente erosionará la demanda, porque no está claro que los consumidores estén dispuestos ya a seguir pagando precios más altos.

“Los consumidores están empezando a cansarse de los aumentos de precios y estamos viendo que esto se manifiesta en los márgenes”, dijo Martin Adams. El estancamiento de las compras de bienes y servicios en los Estados Unidos en noviembre prueba que esto ya está ocurriendo.

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Efectos sobre los mercados

En el año que termina, las bolsas han marcado nuevos récords en los Estados Unidos, mientras que en Europa, el Eurostoxx50 terminó con subidas superiores al 21 por ciento.

El buen comportamiento de los beneficios empresariales y el giro más restrictivo a las políticas monetarias de la Fed, ayudaron a inmunizar al mercado frente a la inflación. Para 2022, los analistas esperan que los beneficios crezcan en Wall Street en torno al 9 por ciento.

Pero la bolsa estadounidense cotiza a un PER de 22 veces, cerca del extremo superior de su rango histórico, por lo que las posibilidades de corrección aumentan significativamente por lo exigentes que están las valoraciones.

Además, llegar al 9 por ciento no será fácil, especialmente porque aún no están claros los efectos de ómicron en las cadenas de suministros.

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Por eso, si se produce el punto de inflexión en la demanda que algunos expertos están vaticinando como consecuencia de la alta inflación, los mercados podrían sufrir más de la cuenta.

Si la inflación se mantiene fuerte, la confianza del consumidor comenzará a menguar", dijo Matt Maley, estratega jefe de mercados en Miller Tabak. En algún momento, los precios más altos perjudicarán a los beneficios empresariales, añadió este experto.

La inflación, el mayor riesgo en el horizonte

En este contexto, “la inflación permanece como el mayor riesgo de inversión en el horizonte”, dijo Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes.

Dejada sin control, “la inflación puede ser lo más parecido a un incendio y tener un efecto devastador para economías, mercados y carteras que no estén adecuadamente preparadas”, añadió esta experta.

De acuerdo con la proyección de estos expertos, no se espera que la inflación comience a remitir al menos hasta el primero semestre de 2022.

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En este entorno, las bolsas podrían verse más afectadas si la respuesta política de los bancos centrales no está a la altura de los desafíos que plantee la inflación.

Un conocido efecto de la incertidumbre que plantea la subida de los precios es su capacidad para alterar las decisiones de inversión.

En periodos inflacionistas, suele haber un desplazamiento desde los activos financieros clásicos, como las acciones o lo fondos de inversión, hacia activos físicos como los inmuebles, los terrenos o los metales preciosos.

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