La bolsa española llega tarde a la fiesta de las SPAC

Las SPAC, que están muy cerca de desembarcar en el mercado español, atraviesan su peor momento en los Estados Unidos

El tradicional retraso con el que España incorpora tendencias y herramientas de inversión que triunfan en buena parte del mundo puede, en esta ocasión, ser una ventaja. 

Hace un año, Wall Street enloquecía con las SPAC, las conocidas como compañías de cheque en blanco, cuyo objetivo es captar dinero y salir a cotizar a través de la fusión con una empresa que sí tiene actividad. Solo en tres meses llegaron a captar 100.000 millones de dólares. 

España vio rápidamente en esta inversión de moda la oportunidad de recuperar el protagonismo perdido en el mercado de las OPV y la CNMV aceleró los trámites para facilitar la llegada de esta nueva modalidad de salida a bolsa. 

Recientemente, en su informe del tercer trimestre, el regulador publicó los criterios de supervisión que deberán tenerse en cuenta en las salidas a bolsa de las SPAC, así como su posterior funcionamiento como sociedades cotizadas.  

Las SPAC han sido incluidas en el anteproyecto de Ley del Mercado de Valores y es una de las grandes apuestas de los reguladores para 2022. 

La fiebre por las SPAC comienza a remitir

Pero las noticias que llegan desde el otro lado del Atlántico ya no son tan positivas. La fiebre por las compañías de cheque en blanco comienza a remitir. Donde antes se veían oportunidades muy rentables de inversión, ahora se acumulan las pérdidas. Los inversores empiezan a echar el freno y a esquivar este tipo de empresas. 

Y al regulador estadounidense, la SEC, se le acumula el trabajo, al abrir numerosas investigaciones con el objetivo de proteger a los inversores minoristas. 

Un dato. Mientras el S&P 500 registra un avance de más del 25 por ciento este ejercicio, el índice IPOX SPAC cae más de un 12 por ciento. 

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Los inversores se sintieron atraídos por las SPAC porque veían una gran oportunidad de tomar posiciones en compañías con gran potencial de crecimiento. Pero concretar las fusiones previstas no está siendo fácil y en los casos que se consigue las acciones no suben con la fuerza esperada. 

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El 60 por ciento de los inversores solicita recuperar el capital

Las SPAC van a llegar a España cuando empiezan a ser cuestionadas en los Estados Unidos, cuando hasta el 60 por ciento de los inversores solicita recuperar el capital invertido cuando se anuncia la fusión, algo que no sucedía hace un año. 

España se sumará muy tarde a la fiesta, cuando las luces empiezan a apagarse. Esto, sin embargo, se convierte ahora en una ventaja, porque conocemos el recorrido que tiene este invento bursátil, ese viaje de ida y vuelta que ahora preocupa a los reguladores. 

En un reportaje publicado por la revista Inversión en abril de este año, el abogado experto en regulación financiera Fernando Zunzunegui, ya lo advertía. Las SPAC son operaciones complejas, de alto riesgo para el inversor particular. 

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Por ello, reclamaba a la CNMV que elaborara una guía técnica para regularlas y ofrecer un puerto seguro a los promotores y una protección mínima a los inversores. 

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