El futuro de la inversión: Una oferta transparente e hiperpersonalizada

La digitalización supone un reto pero también una ayuda para una industria de la inversión que va a verse obligada a adaptarse a las exigencias cada vez más elevadas de unos clientes forzados a ahorrar para mantener su poder adquisitivo en la jubilación

La digitalización es una revolución imparable que va a cambiar la manera en que concebimos muchos aspectos de nuestra vida. Y la industria de la inversión no se va a quedar fuera de este fenómeno. En los próximos años, veremos cómo la tecnología impacta en esta actividad económica, obligando al sector a innovar y a hacer sitio a los nuevos actores fintech. Con motivo del 25 aniversario de la revista INVERSIÓN & finanzas.com, hemos preguntado a esos nuevos competidores cómo ven el sector dentro de un cuarto de siglo. Y éstas son las visiones que nos han aportado sobre el futuro.

Para empezar, los emprendedores que están innovando en el sector de la inversión español creen que los productos del futuro serán más transparentes y alineados con los intereses del cliente, de manera que el inversor sepa en todo momento lo que está haciendo su dinero y cuánto está pagando por los servicios prestados por las gestoras. En ese sentido, Antonio Banda, fundador y consejero delegado de la plataforma digital de asesoramiento en fondos de inversión Feel Capital, cree que «las comisiones ocultas van a desaparecer en el futuro» (como demuestra el hecho de que los reguladores ya estén trabajando en ello).
precios más reducidos en los servicios de inversión

Asimismo, los servicios de inversión serán más baratos, según opina Unai Ansejo, fundador y consejero delegado del gestor automatizado de inversiones Indexa Capital: «Las comisiones del sector financiero, de forma general, se van a reducir drásticamente ya que el canal de distribución va a ser cada vez más directo. En este sentido, ya estamos empezando a ver cómo ciertos ámbitos como la gestión de activos están viendo una presión en precios muy importante a raíz de la irrupción de los fondos de gestión indexada y de los gestores automatizados como Indexa». 

Lo mismo cree Banda: «Va a haber un ajuste de comisiones. Los americanos van por delante en ese sentido. Ahora mismo, los ETF de Blackrock te cobran 20 puntos básicos en Estados Unidos y, aquí, 60».

Por otro lado, la tecnología va a permitir una oferta mucho más personalizada a las necesidades de cada cliente. «El futuro se va a encaminar a la individualización. Hace 25 años, la gente vendía fondos sin pensar en si servían para una persona u otra. La evolución a la que vamos es que cada uno necesita cosas distintas. En ese sentido, hay que olvidarse de las carteras modelos», opina Banda.

Giorgio Semenzato, director general del robo-advisor Finizens, profundiza más sobre esa idea: «El cruce de datos (de nivel de vida, preferencias, consumo, perfil de riesgo, etc.) nos ofrecerá una simulación cada vez más sofisticada del servicio que el cliente requiere, avanzando en tiempos y ahorrando costes y comisiones», asevera.

Y es que el cliente va a demandar productos cada vez más adaptados a sus necesidades pero, sobre todo, va a ser cada vez más exigente pues su futuro va a depender de ello. «Seguramente, los españoles invertirán más ya que las tasas de ahorro deberán aumentar para poder compensar la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones que seguro va a ocurrir a medio-largo plazo», dice Ansejo al respecto. «Invertir ya no será una opción sino una obligación debido al miedo a gastos imprevistos, la precariedad del mercado laboral y un sistema de pensiones públicas deficitario», añade Semenzato.

Cambios en la ley

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Más allá de eso, cabe decir que, en este entorno, la regulación deberá cambiar para adaptarse a los nuevos productos y servicios, un reto al que se enfrentan ya, a día de hoy, los reguladores. «Esta especialización llevará consigo, por supuesto, la implementación de nuevas normativas que protejan al inversor», dice Semenzato.

Si bien, más allá de todos los cambios que puedan suceder, hay quien reivindica que el fondo de la cuestión seguirá siendo el mismo: «Los productos de inversión en los que invertiremos dentro de 25 años podrán tener un envoltorio diferente en función de la fiscalidad vigente, pero la inversión final seguirá siendo principalmente la misma: tomar participaciones en empresas, prestar dinero a empresas y gobiernos, comprar viviendas u oficinas e invertir en materias primas», dice Unai Ansejo. 

Antonio Banda abunda en esa idea. «El modelo de inversión lleva funcionando 150 años en Estados Unidos. Eso no desaparece de un día para otro porque todo el mundo vaya a invertir en indexados», dice. (Los fondos indexados se llaman así porque replican el comportamiento de un índice. Su comercialización comenzó en Estados Unidos y se ha comenzado a extender en Europa. Precisamente, muchos robo-advisors (gestores automatizados de inversiones, uno de los nuevos modelos de inversión favorecidos por el fenómeno de la digitalización) se basan en la comercialización de estos fondos indexados).
Pero, para Banda, «sigue habiendo una industria muy grande y hay momentos del ciclo para cada uno de los productos. La tecnología nos da muchísimas posibilidades pero no llega a crear cosas que no existen. Hace 25 años no sabíamos lo que iba a pasar con el mercado al día siguiente y hoy tampoco lo sabemos.

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Y tampoco dentro de 25 años porque entonces el mercado no existiría. Probablemente, dentro de 25 tendremos a la bolsa americana en máximos históricos como la tenemos hoy», dice este experto.

El profesional de la inversión

Por último, hemos preguntado a los expertos cuáles serán los perfiles de los profesionales que trabajarán en la industria de la inversión española dentro de un cuarto de siglo. Unai Ansejo opina que «el empleo en el sector deberá transformarse irremediablemente a medida que muchos procesos se digitalicen». En ese sentido, se perderán aquellos puestos de trabajo en los que «las personas no aporten valor añadido» frente a lo que puedan ofrecer los ordenadores. Por ejemplo, los gestores automatizados han reemplazado operativa tradicionalmente manual como la apertura de cuenta o el reajuste de las carteras. Más allá de eso, «el sector financiero necesitará de perfiles con talento digital», explica este especialista.

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