El "compliance", una herramienta para renovar la confianza en la banca

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En el sector financiero, la confianza entre cliente y entidad resulta fundamental para garantizar el funcionamiento del sistema; sin embargo, los grandes escándalos de corrupción vinculados a la banca han degenerado esta relación histórica, especialmente tras el estallido de la crisis económica.

Para expertos como el socio director de Conesa Legal Josep Conesa, la solución a este problema de reputación está en los programas de vigilancia del cumplimiento normativo ("compliance"), una "excelente herramienta" capaz de generar prestigio, tanto interno como externo, sobre todo en ámbitos como el bancario, que formaliza por escrito su ética empresarial.

En Europa, la lenta recuperación experimentada por su economía se ha traducido en un ligero aumento de la confianza en estas instituciones, si bien los datos continúan mostrando la reticencia del cliente hacia el mundo financiero.

Y es que aunque el "Trust Barometer" 2016 de la agencia Edelman muestra unos niveles de confianza en aumento durante el último lustro, cuando ascendió al 51 %, ocho puntos más que en 2012, evidencia además que el de las finanzas es el sector que mayor recelo genera en el consumidor por delante incluso del farmacéutico.

Desde asociaciones como Adicae vinculan esta circunstancia al fantasma de la insolvencia bancaria, el cual ha arrastrado a las pequeñas entidades a ser integradas en grupos tras el "expolio", explican, cometido por sus antiguos directivos, generalmente a través de la venta de productos tóxicos.

Pero también por escándalos como las prejubilaciones millonarias de la antigua cúpula de Novacaixagalicia -ahora Abanca-, la ocultación de las pérdidas sufridas por Caja Castilla-La Mancha -hoy Liberbank- en 2008 o el juicio por las polémicas tarjetas opacas de Caja Madrid -integrada en Bankia- que sienta en el banquillo a sus expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato por presunta apropiación indebida y administración desleal.

Unas conductas que podrían haberse prevenido de contar con el programa de "compliance" adecuado, un "traje a medida", dice Conesa, con el que cada compañía establece normas como el empleo de tarjetas de crédito para gastos de representación o el uso de herramientas informáticas, no establecidas por convenio.

Al margen de eventuales condenas a los responsables del delito, la ley permite a la justicia investigar hasta qué punto una compañía está obligada a responder penalmente por tales conductas, un supuesto que ratifica la reciente jurisdicción del Tribunal Supremo.

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Según valora para Efe la responsable de "compliance" del despacho de abogados Ceca Magán, Silvia Quiles, este marco legal ha supuesto una "carrera contrarreloj" para las empresas, obligadas a implementar un programa eficaz que instaure las prevenciones necesarias para evitar la comisión de delitos o daños reputacionales.

En este sentido, asegura que el cumplimiento normativo permitirá a las entidades financieras avanzar "de manera significativa" en la tramitación de reclamaciones, las operaciones personales o la externalización y los conflictos de intereses, requisitos exigidos por la nueva disposición europea.

La entrada en vigor de la directiva MiFID II, prevista para enero de 2018, "supondrá cambiar el modelo de gestión del riesgo", indica el socio director de Fortuny Legal Miquel Fortuny, quien cree que ésta obligará a prestar atención a impactos como el originado por publicidad engañosa, cuya pena para la persona jurídica puede alcanzar el "quíntuple" del beneficio obtenido.

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Una visión que comparte el socio de Ecix Group Carlos Alberto Sáiz, para quien la nueva MiFID refuerza la tutela del inversor, ahora amparado por el Reglamento Europeo de Protección de Datos, y amplía las posibles sanciones a las instituciones financieras, a las que la directiva invita a mejorar su nivel de transparencia y de confianza.

"Implementar un buen compliance acredita que la empresa cumple de forma ética y legal con sus obligaciones", resume Conesa, y concluye garantizando que la adopción de estos protocolos repercutirá positivamente incluso en inspecciones de trabajo, pues velar por la norma "siempre genera buena reputación", no sólo en los juzgados, sino también de cara al resto de la sociedad.

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