Mélenchon, 'el Pablo Iglesias' francés, el más convicente en el debate

El líder de la izquierda radical francesa, Jean-Luc Melenchon, admirador de los gobiernos bolivarianos, fue el candidato más convincente, incluso más que el favorito Macron. Mélenchon atacó en cambio al sector financiero que estimó "debe devolver el dinero" y"financiar un regreso al pleno empleo" en Francia, donde el paro ronda el 10%.

El líder de la izquierda radical francesa, Jean-Luc Melenchon, fue el candidato más convincente en el debate electoral celebrado anoche entre los once candidatos, mientras que el centrista Emmanuel Macron es quien fue visto como el político con el mejor programa, según una encuesta realizada por la firma Elabe. 

Jean-Luc Mélenchon es un firme admirador de los gobiernos latinoamericanos de inspiración bolivariana y se ha disparado hasta el cuarto lugar en la intención de voto (15%), superando al candidato del gobernante Partido Socialista Benoît Hamon, que en las últimas semanas ha sido abandonado por importantes figuras del movimiento. Melenchon, líder de "Francia Insumisa", espera mantener esta dinámica electoral favorable y superar a Fillon en las próximas semanas. "Lo ven amigos, la ola está creciendo", exclamó el domingo este tribuno de 65 años, afirmando que "el pueblo" está impulsando su programa.

Las investigaciones por corrupción de que son objeto el conservador François Fillon y la ultraderechista Marine Le Pen, pero también el pasado de banquero de negocios del socioliberal Emmanuel Macron, marcaron los momentos de mayor fricción en el debate de los candidatos presidenciales en Francia. Mélenchon atacó en cambio al sector financiero que estimó "debe devolver el dinero" y "financiar un regreso al pleno empleo" en Francia, donde el paro ronda el 10%.

Durante casi cuatro horas, los once pretendientes del Elíseo que se disputarán el voto de los electores en la primera vuelta del día 23 se sometieron esta noche ante las cámaras a un ejercicio inédito y muy pautado para respetar la igualdad de todos, que dio pie a pocos momentos de verdadera discusión.

El de mayor temperatura fue, como se preveía, cuando se abordó la moralización de la política por el trasfondo de los procedimientos judiciales abiertos contra Fillon, que ha sido imputado por los empleos supuestamente ficticios que otorgó a su mujer y a dos de sus hijos, y a Le Pen, que hasta ahora se ha negado a presentarse para no ser acusada, amparándose en su impunidad parlamentaria.

El trostkista Philippe Poutou (las encuestas le dan una intención de voto inferior al 1 % de los sufragios), fue el que desencadenó las hostilidades al referirse al escándalo que persigue al ex primer ministro conservador: "Cuanto más se profundiza, más huele a corrupción", dijo.

Poutou acusó a Fillon y a Le Pen de "meter la mano en la caja" de los fondos públicos, a lo que esta última replicó con la que ha sido su argumentación en las últimas semanas: "Soy perseguida políticamente por unos asuntos en los que no hay la menor sombra de enriquecimiento personal".

Fillon se negó a responder a las preguntas que le hizo una de las periodistas moderadoras del debate sobre su inculpación, y también a reconocer que había cometido errores al contratar a su mujer y a sus hijos como asistentes parlamentarios con dinero público, algo -dijo- que han hecho cientos de parlamentarios franceses.

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También se vio atacado por el candidato soberanista Nicolas Dupont Aignan el socioliberal Emmanuel Macron, al que reprochó un posible conflicto de intereses por haber gestionado como ministro de Economía (2014-2016) casos de empresas con las que había tratado anteriormente cuando fue banquero de negocios.

Macron, favorito de las encuestas, salió al paso asegurando que su actuación en el Gobierno del actual presidente, el socialista François Hollande, estuvo dominada por una "total independencia", y lanzó una puya a Fillon y a Le Pen al señalar que cuando se aspira a ser jefe del Estado "hay que empezar por respetar la justicia".

Dijo apoyar una de las principales propuestas para favorecer la ética en la política defendida también por Dupont Aignan y por los dos grandes candidatos de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon y Benoît Hamon: impedir que se presente a un cargo electo una persona que haya sido condenada.

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Otro de los momentos álgidos de un debate que en términos generales no permitió que ninguno de los grandes candidatos descollara -y en el que tampoco cometieron traspiés mayúsculos- fue el dedicado a la política europea, con una atención particular a la directiva sobre los trabajadores desplazados.

Macron y Fillon cargaron por separado contra los planes de Le Pen de sacar a Francia del euro y establecer barreras proteccionistas, y advirtieron de que todo eso tendría graves consecuencias para el país.

El primero alertó de que lo que propone la presidenta del Frente Nacional (FN) causaría un bajón del poder adquisitivo, pero sobre todo "la guerra económica".

Más adelante, dramatizó al subrayar que Le Pen apuesta por "el nacionalismo", que "el nacionalismo es la guerra". Y recordó que su región de procedencia, Picardía, "está llena" de cementerios con víctimas de los conflictos bélicos europeos.

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La líder ultraderechista se reafirmó en su voluntad de imponer un impuesto a las empresas que contraten a extranjeros -incluidos los ciudadanos de otros países europeos residentes en Francia- y en establecer lo que llama un "proteccionismo inteligente", para lo que dio como ejemplo las barreras aduaneras que Suiza o Corea del Sur ponen a la entrada de productos agrícolas.

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