Los bancos ya no son cajas

La semana pasado fue el exponente más claro de la sensibilidad con la que los mercados reaccionan ante situaciones que[…]

La semana pasado fue el
exponente más claro de la sensibilidad con la que los mercados reaccionan ante
situaciones que enturbian las expectativas futuras de la economía. Y de lo
ocurrido haríamos bien en sacar al menos un par de lecciones:

1.- En medio de una fuerte crisis como la
que estamos viviendo, la Bolsa no sube lo mismo que baja. Al final, y en el
largo camino de una incertidumbre que no tiene fin, puede quedar un resultado
que refleje una nítida perdida de expectativas económicas y empresariales,
aunque el conflicto se haya logrado aparentemente resolver. En tal caso,
quedará claro que todos habremos perdido.

2.- Los bancos no son como las antiguas
cajas de ahorros, sometidas a un importante control por parte del Gobierno de
la comunidad autónoma correspondiente.
El expresidente de la Generalitat, Artur
Mas, logró fácilmente el cese del que fuera presidente de La Caixa, José Vilarasau,
cambiando simplemente una norma. Convertido en banco a partir del 2014, CaixaBank
quedaba lejos de los tentáculos del Govern, al menos hasta que se declarara la
independencia. Por eso, ha sido muchas veces arriesgado advertir con ligereza
de los problemas en los que se podrían encontrar clientes y depositantes de las
entidades financieras con sede en Cataluña. Como nos ha demostrado la crisis
financiera, el sistema bancario tiene recursos innumerables para sortear las
mayores dificultades y evitar su quiebra.

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