Depósitos bancarios: el cazador, cazado

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Hay veces en las que tener dinero es un problema. Un problema que a una inmensa mayoría le gustaría asumir, pero un inconveniente al fin y al cabo cuando de lo que se trata es de colocar los euros donde rindan lo máximo posible durante el mayor plazo de tiempo posible. Los depósitos bancarios ofrecen rentabilidades algo más que atractivas, pero puede que en muy poco tiempo -unos días o unas semanas a lo sumo- las mejores ofertas queden desfasadas y la liquidez atrapada -por la vía de las penalizaciones- durante un año en productos que no son los más competitivos.

 

Ocurre como en el mercado inmobiliario. Hay precios muy tentadores, pero todo el mundo espera -miente quien diga lo contrario- una corrección significativa de los tasaciones de las casas de aquí a un año. El resultado es que el negocio está seco porque apenas se cierran operaciones. En el mercado del ahorro, se puede llegar a la paradoja de que un depósito empiece a rentar muy pronto muy cerca o quién sabe si al mismo nivel al que los bancos y cajas de ahorros nos cobran por un préstamo personal. Niveles entre el 8% y el 10% en un buen número de entidades.

 

El problema de nuestras instituciones financieras es el contrario del de los ciudadanos con grano pero todavía sin el mejor granero. Es otro y también es mucho peor: no tienen liquidez. Atrancados por los créditos fallidos a promotores y por una crisis crediticia sin precedentes, los bancos y cajas no tienen, muy a su pesar, otra salida que captar pasivo a través de los depósitos, sacrificando negocios hasta hace muy poco tan lucrativos como el de los hoy denostados fondos de inversión. Toca pedir dinero al ciudadano de a pie para conseguir la liquidez que el mercado no da -ni parece que vaya a dar durante unos cuantos meses- a nuestras instituciones financieras.

La guerra es abierta y la oportunidad de los sufridos clientes bancarios, única. Tienen -tenemos- la sartén por el mango. Aceptar rentabilidades a un año inferiores al 6% que ofrecen ya entidades como Caja Madrid -ojo con la letra pequeña de su Barrilete Cósmico-, Openbank o Activobank es perderse una oportunidad histórica de batir de largo a la inflación sin mover un dedo y sin asumir un sólo riesgo.

¿Qué hacer ante la expectativa de unas rentabilidades aún más altas? Los expertos lo tienen claro: colocar el dinero en productos -el último a 60 días es de Banesto y da un 8%- a uno o dos meses con 'taes' desde el 7% al 11% (y esperar a la superoferta definitiva en un depósito a un año), que sea tan difícil de batir que incluso en ese caso siga siendo una opción magnífica. Quienes tienen liquidez tienen un tesoro y la posibilidad -quién sabe si irrepetible- de apretar las tuercas a un director de oficina. El cazador, cazado.

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