Crédito: un reducto de rentabilidad en un mar de bajos rendimientos

Cuando se calmen las aguas tras el huracán provocado por el coronavirus y los inversores vuelvan a buscar rentabilidad sin aumentar necesariamente su exposición al riesgo, el crédito puede ser su mejor opción

Desde la Gran Crisis Financiera de 2008, los mercados de crédito han estado apoyados por la liquidez de los bancos centrales.

Esto ha llevado a que los rendimientos disminuyeran, generando a su vez un repunte de la beta en un momento en el que cada vez estamos más cerca del final del ciclo.

Sin embargo, las expectativas de rentabilidad de los inversores siguen siendo altas. De hecho, según nuestro último Estudio Global de Inversión, el 79% de los inversores a nivel global esperan obtener rentabilidades del 4% o superiores.

Esto ha llevado a que, en un entorno de tipos bajos o incluso negativos como el actual, muchos inversores de deuda hayan comprado activos de mayor riesgo para poder compensar la escasa rentabilidad.

Si bien esta estrategia ha funcionado durante algún tiempo, puede causar sorpresas cuando llegue la próxima recesión económica, lo cual es inevitable que pase en algún momento.

Ahora bien, esto no significa que los inversores deban quedar relegados a los bajos rendimientos que ofrecen algunos segmentos de la renta fija. 

Clave: dispersión

Cuando invertimos en crédito creemos que podemos obtener mejores resultados si aprovechamos al máximo la flexibilidad y la diversificación.

En este sentido, creemos que la dispersión de los rendimientos en los distintos segmentos del universo crediticio significa que hay oportunidades de generar mayores rendimientos modificando las asignaciones de nuestra cartera a lo largo del tiempo.

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Esto puede lograrse sin necesidad de tener una gran exposición estructural a los bonos más arriesgados.

Además, encontramos cada vez más un comportamiento distintos en función del emisor, por lo que si escogemos bien estos valores, también podemos obtener mejor rentabilidad que el segmento en sí.

De hecho, esta fuente potencial de rentabilidad adicional ha sido históricamente mayor en aquellos entornos donde los retornos del crédito han estado bajo presión.

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La clave, por tanto, estaría en intentar aprovechar esta diversidad a nuestro favor escogiendo, por un lado, el segmento del crédito que mejor se comporte en cada momento y, por otro lado, optando por los valores dentro de ese segmento que mayor potencial tengan. 

Prevenir una exposición indeseada

Por último creemos fundamental la flexibilidad para no seguir un índice de referencia, que nos permitirá prevenir una exposición potencialmente indeseable a compañías fuertemente endeudadas con el fin último de lograr un mejor resultado y mitigar las pérdidas durante una caída del mercado. 

La flexibilidad es, precisamente, la piedra angular del fondo Schroder International Selection Fund Global Credit Income (Schroder ISF Global Credit Income), una estrategia dinámica y sin restricciones en todo el espectro de crédito global.

Este enfoque permite obtener rentas atractivas y consistentes, gestionando el riesgo en el actual entorno de bajos rendimientos y elevada volatilidad. 

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