La paradoja del euro fuerte: bueno para la economía, peligroso para las bolsas
La subida del euro es anti inflacionista y supone un balón de oxígeno para que el BCE recortes los tipos. No obstante, lastra las exportaciones y puede acelerar la volatilidad del mercado
La reciente fortaleza del euro, que ronda las 1,14 unidades contra el dólar, amenaza con enturbiar las perspectivas de los mercados bursátiles, en una situación que no deja de ser paradójico y cuyas consecuencias son imprevisibles.
Mientras que a principios de año el mercado descontaba abiertamente la paridad, la situación actual es completamente distinta. El euro sube cerca de un 11% frente al dólar en el año, una escalada que obedece a varias razones, entre ellas el histórico estímulo fiscal aprobado por Alemania.
Pero sobre todo tiene su origen al efecto de los aranceles de Donald Trump, que han provocado una fuerte aversión a los activos estadounidenses, con fuga de capitales incluida hacia los mercados europeos.
El problema es que la apreciación tan vertical del euro frente al billete verde empieza a ser un motivo de preocupación para los economistas.
Las implicaciones de un euro fortalecido
En concreto, “el beneficio más inmediato que tiene un euro más fuerte es que es anti inflacionista, es decir, implica un menor coste de la energía y el petróleo, lo que es bueno para Europa en general y para España en particular, que es muy dependiente del dólar”, dijo a finanzas.com Miguel Ángel Rodríguez, economista experto en el mercado de divisas.
Además de favorecer el consumo y la actividad de las empresas, la fortaleza del euro supone un balón de oxígeno para que el Banco Central Europeo siga ajustando a la baja el nivel de los tipos de interés, al bajar el coste de financiación y la factura energética.
El problema asociado a la fortaleza del euro es su efecto en las exportaciones. En una economía como la de la eurozona, donde las exportaciones representan más de la mitad del PIB, un euro fuerte puede erosionar rápidamente los márgenes de las grandes compañías exportadoras.
“La parte negativa es que las exportaciones son menos competitivas al ser el euro más fuerte y resultar más caras las ventas fuera de la zona euro”, indicó Rodríguez. No obstante, también es cierto que el euro no se ha fortalecido contra todas las divisas, solo contra el dólar, con lo que este efecto quedaría algo amortiguado.
Los riesgos para las bolsas
Sin embargo, dadas todas las incertidumbres que influyen en el mercado, especialmente las tensiones comerciales por el enfrentamiento arancelario entre Estados Unidos, China y la Unión Europea, es un riesgo demasiado serio para la estabilidad de los mercados.
En 2024, Estados Unidos fue el mayor comprador de bienes europeos y el segundo mayor proveedor. La posibilidad de que Washington imponga un arancel general del 10% sobre productos como acero, aluminio y automóviles añade presión adicional a las empresas europeas, que ya luchan por mantener su competitividad.
Además, las condiciones financieras se han endurecido desde finales de febrero, lo que podría neutralizar parte del efecto expansivo de la política monetaria del Banco Central Europeo.
Todo esto incrementa la posibilidad de que las empresas del Viejo Continente resulten más vulnerables a la ralentización global de la demanda, más si cabe con un euro que se ha fortalecido y ejerce una presión añadida sobre las exportaciones.
En este escenario, la fortaleza del euro, que inicialmente se percibía como un síntoma de solidez económica, podría acabar actuando como un freno al crecimiento y aumentar la volatilidad en los mercados bursátiles europeos.
El euro podría llegar hasta las 1,20 unidades contra el dólar
Por ahora, los riesgos parecen controlados, pero es innegable que las perspectivas son bajitas para el dólar y alcistas para el euro.
De acuerdo con las proyecciones de Rodríguez para el euro, no es difícil que el tipo de cambio euro/dólar alcance las 1,20 unidades en los próximos meses.
Por esta razón, si la paridad euro/dólar sigue presionando las exportaciones, los riesgos geopolíticos y comerciales se intensifican y los inversores podrían replantearse su optimismo sobre Europa. Es la gran paradoja que trae la renovada fortaleza del euro.