Zapatos por encargo o "veganos", la industria lusa del calzado se reinventa
Zapatos personalizados, "veganos" o militares con estampados de flores y bordados son algunas de las fórmulas con las que se[…]
Zapatos personalizados, "veganos" o militares con estampados de flores y bordados son algunas de las fórmulas con las que se ha reinventado la industria portuguesa del calzado, un sector cada vez con más tirón internacional.
En un país en el que la crisis azotó fuertemente a la economía, la industria del calzado apostó por innovar en el diseño, basar su filosofía en la calidad y enfocar gran parte de su producción a los mercados internacionales para llevar la marca "Made in Portugal" hasta casi lo más alto del sector a nivel mundial.
De hecho, los zapatos portugueses pueden presumir de ser vendidos con el segundo precio más elevado del mundo, a 28 euros el par, sólo por detrás de los 45 euros del reconocido calzado italiano.
Desde el Gobierno luso no faltan elogios para el sector, que registró un mayor crecimiento de las exportaciones en 2014 y que a menudo se pone como "ejemplo" para el resto de industrias del país.
A falta de conocer los datos del cierre de 2015, la industria espera superar la barrera de los 2.000 millones de euros en los ingresos procedentes de las exportaciones, que suponen el 95 % de la producción total.
A esta conquista han contribuido tanto las grandes marcas ya consolidadas como Luís Onofre o Fly London -muy presentes en los armarios de personalidades de todo el mundo- como otras firmas más tradicionales que supieron modernizarse para no pasar a engordar las listas de las compañías desaparecidas durante la crisis.
Así fue como Cortebel, empresa lusa fundada en 1965 y responsable de abastecer de calzado al Ejército luso, decidió dar un giro a su negocio tradicional cuando el número de encargos de las tropas empezó a disminuir.
Inspirándose en los modelos originales de décadas atrás, la compañía decidió crear a partir de ellos una seña de identidad que permitiera reconocer en el mercado cualquier par de botas de estilo militar que llevase su firma.
A sus diseños icónicos se han añadido estampados de flores, encajes, bordados, rayas y combinaciones de colores imposibles con el objetivo de competir con las marcas más fuertes del mercado.
Pero la modernización de la industria del calzado lusa no ha llegado sólo de la mano de marcas ya presentes en el mercado.
El prestigio internacional de los zapatos portugueses ha permitido el nacimiento de nuevas empresas en medio de los peores momentos de la crisis, que han adoptado la filosofía de la innovación y la calidad para mantenerse a flote y alcanzar un gran reconocimiento más allá de las fronteras lusas.
Es el camino que escogieron el español Alejandro Pérez y su mujer, la portuguesa Paula Pérez, dos vegetarianos que decidieron adaptar su estilo de vida a la industria del calzado y lanzar en 2008 la marca de zapatos "veganos" No Animal Exploitation (NAE), que no utiliza ningún material que tenga origen animal.
"Era un nicho de mercado poco explotado (...) pero sin duda ha ido creciendo. Sin esfuerzo comercial por nuestra parte, más de 50 tiendas de todo el mundo nos contactaron de forma espontánea para vender nuestros zapatos", explicó a EFE Alejandro Pérez.
Siete años después, NAE cuenta con tienda propia en Lisboa y su calzado se comercializa en países como Alemania, Austria, Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Australia, para lo que ha contribuido venderse bajo la marca "Made in Portugal", asegura Pérez.
"El calzado portugués está muy bien reconocido en el mercado extranjero. Nos adherimos a la marca porque significa calidad y muestra que producimos en un país donde se respetan las leyes laborales", señaló.
También con una fuerte identidad portuguesa, los hermanos Miguel Marques y Helena Amante Oliveira decidieron en 2012 recuperar el negocio tradicional familiar y aunarlo con un diseño contemporáneo y una atención personalizada para lanzar "Shoe Closet".
"Somos una de las pocas marcas en activo con tradición familiar. Probablemente una de las más antiguas en actividad de Europa", explicó a Efe Miguel Marques, que proviene de una familia con ocho generaciones en la industria zapatera.
La marca ha reconvertido en tienda y "show room" el antiguo taller de su familia en Lisboa, donde exhibe desde colecciones que incorporan las tradicionales mantas alentejanas hasta una nueva línea de zapatos por encargo y personalizados.
Aunque cada vez es más reconocido dentro de Portugal, el 80 % de su producción se dedica a mercados internacionales como Alemania, Estados Unidos, Suiza, Holanda y Francia.
La misma senda han seguido otras marcas como Undandy, creada en 2015 por un par de amigos de la infancia que decidieron lanzar una línea de calzado a medida que puede ser personalizado con millones de combinaciones.