Volkswagen aprovechó 2016 para empezar a enmendar sus errores en EEUU

La aprobación judicial en 2016 del acuerdo que indemnizará en EEUU a los propietarios de vehículos Volkswagen (VW) con motores diésel trucados permitió a la empresa alemana empezar a enmendar el profundo agujero en el que se sumió en 2015, cuando se descubrió el escándalo.

El acuerdo, que fue aprobado el pasado 25 de octubre por el juez Charles Breyer, quien supervisa todas las acciones contra Volkswagen relacionadas con el trucaje de motores diésel en Estados Unidos, obligará al fabricante a pagar alrededor de 10.000 millones de dólares a los propietarios de los vehículos afectados.

El acuerdo también establece la creación de dos fondos, dotados con unos 5.000 millones de dólares, para paliar los efectos de las emisiones nocivas de unos 475.000 vehículos dotados con motores diésel de 2 litros, que fueron vendidos en los últimos años en el país.

Aunque todavía queda por resolver el problema de otros 80.000 vehículos del Grupo VW vendidos en Estados Unidos con motores diésel en V6 de 3 litros trucados, el acuerdo con los propietario de los vehículos equipados con motores diésel 2.0L TDI, así como con la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) y las autoridades medioambientales de California, es un alivio para la empresa.

Tras la aprobación del acuerdo por Breyer, el presidente de la compañía en Estados Unidos, Hinrich Woebcken, declaró que "es un importante hito en nuestro viaje para hacer lo correcto en Estados Unidos".

Parte importante de este "viaje" es otro acuerdo, también alcanzado a finales de 2016, con los alrededor de 650 concesionarios que venden los vehículos de VW y cuyo negocio e imagen quedaron gravemente dañados por el escándalo, conocido ya como "dieselgate".

Los detalles de ese acuerdo no son conocidos, pero se estima que VW pagará a los concesionarios unos 1.200 millones de dólares para compensar a los vendedores.

Retener la red de ventas de VW es fundamental si, como la empresa ha declarado, quiere no sólo continuar su presencia en Estados Unidos, sino ampliarla en los próximos años.

Durante el Salón del Automóvil de Los Ángeles el pasado mes de noviembre, Woebcken afirmó que la multinacional alemana está comprometida a permanecer en el país y aumentar su presencia.

"Recuperar la confianza de nuestros clientes, concesionarios y empleados estadounidenses ha sido nuestra principal prioridad durante el pasado año y estoy contento de que estamos en marcha para conseguirlo", subrayó el ejecutivo alemán.

En 2017, agregó, "vamos a hacer grandes cambios en la forma en que VW funciona en Estados Unidos. VW es percibido como un fabricante de vehículos pequeños y medianos, y nos han faltado los modelos más grandes" que demandan las familias estadounidenses.

Woebcken reafirmó la voluntad de la empresa de "crecer en este mercado" y ser un competidor "relevante en los segmentos de autos".

Con el acuerdo de compensación de los motores 2.0L TDI cerrado, el de los motores 3.0L TDI encaminado para su conclusión y los concesionarios pacificados, VW ahora se puede centrar en crear productos que le permitan crecer en Estados Unidos.

Porque aunque el escándalo de los motores trucados ha causado graves problemas de imagen y económicos a VW en Estados Unidos, los problemas del fabricante alemán en el mercado automovilístico más importante del mundo se remontan varios años antes del escándalo.

En 2012, las ventas de la marca en EEUU sumaron 438.133 vehículos. En 2013 cayeron a 407.704; en 2014, a 366.969; y en 2015 cayeron a 349.440. En los 11 primeros meses de 2016, las ventas fueron un 10 % inferiores a las de 2015.

Los analistas señalan que VW carece de los vehículos adecuados para el mercado estadounidense, dominado en los últimos años por todocaminos SUV compactos, medios y grandes.

Por ello, el plan de recuperación de Volkswagen en el país pasa por el lanzamiento de un nuevo SUV, el Atlas presentado en Los Ángeles, el abandono de los vehículos diésel y la apuesta más fuerte por los automóviles eléctricos.