Tragedia golpea al Gobierno de Guatemala mientras familias lloran a 37 niñas

Decenas de familias empezaron a dar hoy el último adiós a las 37 niñas que murieron quemadas en el incendio[…]

Decenas de familias empezaron a dar hoy el último adiós a las 37 niñas que murieron quemadas en el incendio de un albergue de menores, mientras el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, reconoció la responsabilidad del Estado en la tragedia que golpea a su Gobierno.

"Que es una responsabilidad de Estado es un hecho, pero entendiendo el concepto pleno de la palabra. El Estado de Guatemala está conformado por Gobierno y población", admitió el mandatario durante una visita a algunas jóvenes heridas, después de que el jueves centenares de personas lo culparan de la tragedia.

Las familias y la sociedad lamentaron las muertes, pidieron justicia y exigieron la renuncia del presidente por el incendio que el miércoles causó la muerte de 37 adolescentes en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, cuando supuestamente habían prendido fuego ellas mismas a unas colchonetas en protesta por las sistemáticas agresiones físicas y sexuales que sufrían.

Según algunos testimonios dolorosos, la tragedia se originó tras una revuelta de los menores internos para protestar por las agresiones. Las niñas estaban encerradas bajo llave en una pequeña aula en la que estaban castigadas por haber intentado escapar la noche anterior.

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"Un hecho de esta naturaleza bajo ninguna circunstancia puede pasar inadvertido", respondió el presidente al ser cuestionado sobre este drama.

No obstante, el gobernante repartió la culpa e insistió varias veces en que la responsabilidad no sólo era del Ejecutivo, sino de todo el Estado, y agregó que la tragedia traía a la palestra las limitaciones que tiene el país y la necesidad de continuar con una "reforma profunda y severa".

La casa hogar, a cargo de la Secretaría de Bienestar Social, albergaba a 748 menores, el doble de su capacidad de 400, y allí convivían huérfanos, menores conflictivos, niños víctimas de violencia, pequeños con discapacidad y otros que supuestamente habían sido internados por haber cometido delitos.

De las 37 adolescentes muertas, 19 fallecieron en el lugar del siniestro y las restantes en centros hospitalarios, donde aún quedan internadas 15 jóvenes, todas graves menos dos, por lo que el número de fallecimientos podría aumentar.

Decenas de familiares dieron el último adiós a las fallecidas. En el Cementerio General, en la zona 3 de la capital, amigos y conocidos dieron sepultura a Rosa Espino, de 16 años. Su madre, Rosa María Tobar, despidió a su pequeña entre sollozos y gritos desgarradores mientras exigía Justicia.

"Ella se fue con el sueño de ser una gran secretaria", clamaba una madre desolada que contó que entregó a su hija a la Procuraduría General de la Nación "para que la cuidaran", porque ella se había sido internada en un hospital por una fractura.

"Era una niña llena de ilusión. Quería ser algo en la vida (...). Me entregan un cadáver y yo les había dado a una patoja (chica) sana", decía la desolada Rosa María Tobar entre lamentos y gemidos.

Minutos después, otra joven, Mareleyn Patricia, de 15 años y amante del reguetón, era sepultada. Su abuela María Antonia, que era como su madre porque su madre fue asesinada cuando la pequeña tenía tres años, alzó la voz por su nena y pidió Justicia: "No es un perro. Es un ser humano".

Pequeños plantones y varias concentraciones se celebraron en diferentes puntos del país para pedir la cabeza de los responsables directos de esta catástrofe, mientras la sociedad se organiza para una manifestación mañana sábado.EFE

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