Subasta de deuda de Portugal: sólo una tregua

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En el referéndum que se ha celebrado hoy en los mercados, los inversores parecen haber votado "no" al rescate. O, al menos, ha rebajado los temores sobre la posibilidad de que a Portugal se le hubieran cerrado los canales de financiación. Lejos de eso, la demanda ha sido más que sólida, sobre todo para sus bonos a diez años, cuyo ratio demanda-oferta, ha subido desde las 2,1 veces de la anterior emisión, hasta las 3,2 veces. De hecho, el interés de la deuda a ese plazo ha bajado desde el 6,806% hasta el 6,719%, colocándose sustancialmente por debajo de los momentos de máxima tensión vividos el viernes y el lunes pasados, cuando superaba ampliamente la barrera del 7%.

Después de que se hayan colocado también con éxito las letras griegas y los bonos italianos, ahora España se enfrenta a la gran prueba de fuego de colocar sus bonos a cinco años mañana. Borja Gómez, de Inverseguros, cree que existe el riesgo de que las expectativas ahora sean demasiado exigentes con el resultado de la subasta de deuda española, que las previsiones sean extremadamente optimistas. Con todo, este analista cree que no habrá problemas para captar los 3.000 millones que el Tesoro se ha planteado como objetivo para esta emisión. El interés, según su opinión, podría rondar el 4,68-4,70%, ligeramente por debajo del nivel al que cotiza la deuda a cinco años en el mercado secundario, que ronda el 4,78%. José Carlos Díez, de Intermoney, coincide y argumenta: "Normalmente, en las sesiones previas a una subasta de deuda, los inversores se ponen cortos en el secundario, y hoy no ha sucedido eso, sino que están comprando bonos, su precio sube y los tipos de interés están bajando. Es una extraordinaria señal".

¿Anticipa esta distensión en el mercado secundario el hecho de que Portugal, finalmente, no necesitará un rescate? Para Gómez, es muy pronto para decir esto. Pero los inversores sí han visto que ésta ha sido una excelente oportunidad para comprar bonos lusos. El temor a que no pueda cumplir con sus objetivos de déficit, sobre todo después de que el Banco de Portugal haya afirmado que en 2011 el país sufrirá una recaída en su PIB, seguirá pesando mucho en el mercado. En cada emisión continuará habiendo tensiones. Y el Banco Central Europeo, con sus compras de deuda en el mercado secundario, sólo ayudará, como estos últimos días, a contener el encarecimiento de los bonos. Quizá, sólo, hasta que el día 23 de enero se celebren las elecciones en el país. Después, una vez configurado el nuevo Gobierno, puede precipitarse la operación de rescate.

Lo más importante para desconfiar de estas distensiones es que aún no hay una solución definitiva en Europa para la crisis de deuda. Y, mientras ésta no exista, sólo habrá pequeñas treguas, como ésta, pero no al fuego permanente contra las deudas periféricas. Eso es lo que opina también Axel Weber, miembro del consejo del Banco Central Europeo.

Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, da por descontado que Portugal será rescatado. Cree que necesitará una inyección de 50.000 millones de euros. En Bloomberg hablan de 60.000 millones. Pero la edición germana del Financial Times eleva hasta los 100.000 millones esa cantidad. A partir del rescate, Ruiz-Scholtes considera que el contagio proseguirá: primero a España, donde el mercado duda, no ya de las finanzas públicas, sino de la situación de la banca y su capacidad de acometer las refinanciaciones que tienen pendientes para 2011. El contagio continuará hacia Bélgica, hacia Italia e, incluso, hacia Francia, para llegar a contaminar al CDS (seguro contra el impago) de Alemania. Entonces, cuando estemos cerca del peor de los escenarios posibles, transcurridos unas cuantas semanas más de 2011, y la prima de riesgo de España se encuentre en los 300 puntos básicos o un poco por encima, se diseñará un verdadero mecanismo de estabilidad financiero europeo que sea suficiente y creíble. De hecho, tras conocerse el resultado de las subastas lusas, un teletipo de Bloomberg hablaba de que los gobiernos de la zona euro están considerando ayuda a Portugal, recompras de deuda, tipos más bajos para los préstamos de los rescates como medidas para flexibilizar el plan de ayuda financiera de la zona euro. Van en la dirección correcta, pero despacio.

Lo ideal sería que el Banco Central Europeo comprara, no sólo deuda estatal, sino deuda de los propios bancos, y que el mecanismo europeo de rescate también se ocupara de recapitalizar a los bancos directamente. Justo lo que se hizo en Estados Unidos hace ya dos años.

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