Sánchez-Iglesias: ¿Qué se juegan en la madre de todas la reuniones?

Para que las cosas queden claras desde el principio, Pedro Sánchez trasladó al líder de Podemos que su socio preferente[…]

Para que las cosas queden claras desde el principio, Pedro Sánchez trasladó al líder de Podemos que su socio preferente para un Gobierno de coalición es Ciudadanos. El secretario general del PSOE quiso que esa fuera la lectura de la reunión que mantuvo hoy Albert Rivera a escasas horas de la cita de hoy con Pablo Iglesias. Pero la condición de aliado principal no excluye, según el socialista, que Podemos se integre también en un Gobierno de coalición. La idea no recibió el habitual portazo de los de Iglesias, que se comprometieron a estudiarla.

Tanto Sánchez como Iglesias son conscientes de que se juegan mucho en el encuentro que mantendrán en el Congreso. Sobre la mesa está el Gobierno de coalición de PSOE, Podemos y Ciudadanos o unas elecciones el 26 de junio y prorrogar durante varios meses el mandato en funciones de Mariano Rajoy. «Ya no hay mucho margen», confesó el secretario general del PSOE en referencia a que faltan 34 días para alcanzar un acuerdo antes de la fecha tope del 2 de mayo, aunque en realidad son 25 porque los socialistas, y el resto de fuerzas políticas, creen que si para el 23 de abril no hay pacto los nuevos comicios serán inevitables.

Sánchez abrió un poco más el abanico de ofertas y se mostró dispuesto a que en su hipotético equipo ministerial tengan cabida representantes de Ciudadanos y Podemos. El líder del PSOE, de todas maneras, transmitió a su homólogo morado un recado nítido, el socio de referencia para los socialistas es Ciudadanos y no Podemos, aunque la suma de apoyos sea menor que con los de Iglesias. Los socialistas y el partido naranja tienen firmado un pacto con 200 medidas que será la base del acuerdo a tres que pueda alcanzarse, una idea que reafirmaron Sánchez y Rivera en la reunión de dos horas y media que mantuvieron hoy por la tarde junto a los jefes de sus equipos negociadores.

Pero aunque la postura oficial sea la del trato deferente a Ciudadanos, los socialistas saben que sin Podemos no van a ningún sitio en lo que a formar Gobierno se refiere. Sánchez admitió que un tripartito es algo «extraordinario» en la política española, donde solo se conocen los gobiernos monocolor. Una excepcionalidad, añadió en una entrevista en la cadena Ser, que se justifica porque «vivimos tiempos extraordinarios». El acuerdo entre «el centro derecha y el centro izquierda es el primer paso», ahora, subrayó, «nos falta el paso izquierdo».

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El punto negro

La oferta de entrada de ambos partidos en el Gobierno recibió, sin embargo, un portazo tanto de Podemos como de Ciudadanos. El jefe del equipo negociador del partido naranja, José Manuel Villegas, aseguró que su formación no estará en un Consejo de Ministros junto a representantes del partido de Iglesias por la manifiesta incompatibilidad de sus programas. Lo mismo dijo Iñigo Errejón, que aunque en un primer momento no cerró la puerta esa fórmula, la descartó horas después a través de un mensaje en las redes sociales. El número dos de Podemos defendió un «gobierno a la valenciana» y Ciudadanos, si quiere, que apoye desde fuera.

Fue el punto negro a una jornada dominada por el optimismo. Si los socialistas afrontan con una fe moderada la cita entre su secretario general e Iglesias, en Podemos las expectativas son esperanzadoras, al menos para Errejón, quien admitió que en las reuniones previas han constatado que hay «buena sintonía» con el PSOE y «buena voluntad» para explorar las posibilidades de pacto. El secretario político de Podemos dejó de lado la terminología desabrida para con los socialistas de Iglesias, y apeló al discurso conciliador para mostrar la disponibilidad de su partido a «ceder y hacer concesiones» en la mesa para llegar a «un punto medio». Eso es, resaltó, «la negociación política» y no pretender ganar por goleada, sobre todo cuando la contraparte tiene más votos, en este caso 300.000 más.

Errejón compartió la idea del «mestizaje» que utiliza Sánchez para hablar del acuerdo y consideró «un avance» la oferta del líder del PSOE para conformar un Gobierno con Podemos y Ciudadanos. Una propuesta que tuvo corta vida porque ambas formaciones se volvieron a excluir si estaba el otro. Errejón en un primer momento dejó la puerta abierta a esa posibilidad en clara contradicción con la posición de Iglesias, y despues corrigió. Argumentó que un gobierno de varios partidos debe tener «coherencia, sin posiciones antagónicas entre sus componentes», objetivo nada fácil de casar con las posiciones de Ciudadanos y Podemos en muchos aspectos, sobre todo económicos, aunque sí en los referidos a regeneración democrática. «No vamos a dar un cheque en blanco», advirtió el número dos de Podemos a los socialistas. 

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