¿Recesión?

 ¿Crisis? ¿Desaceleración? ¿Enfriamiento? ¿Momentos difíciles? Todo eso, y más. Cada vez son más las voces que hablan de recesión y[…]

 ¿Crisis? ¿Desaceleración? ¿Enfriamiento? ¿Momentos difíciles? Todo eso, y más. Cada vez son más las voces que hablan de recesión y no al otro lado del Atlántico. Aquí mismo, en España. ¿Qué significa esto? Técnicamente, se puede hablar de recesión cuando el PIB encadena, al menos, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. UBS apuntaba hace una semana que es posible que ocurra este mismo año, entre el segundo y el tercer trimestre. Una consultora inmobiliaria, RR Acuña & Asociados, aseguraba en 2009 la economía española decrecerá al menos un 0,3%, aunque ese porcentaje podría llegar al 1,2 con el signo menos delante. Esta mañana era Victorio Valle, el director general de Funcas, quien advertía de que España podría estar encaminándose ya a una recesión intensa y duradera.

Y tiene su lógica. Con una inflación al borde del 5% y un euribor por encima de ese porcentaje, el poder adquisitivo de los españoles está cada vez más ahogado. Algo muy grave en una economía que depende en un 56% del consumo de los hogares. Por no hablar del aumento del paro. Hay analistas que aseguran que la tasa de desempleo llegará al 20% en poco tiempo como consecuencia de la crisis que sufre la otra gran "pata" del PIB español: la construcción, y que puede durar hasta siete años, según algunos expertos.

Si la economía estadounidense, tan parecida a la española, está a punto de caer en recesión, ¿por qué España tiene que ser diferente? Sin ahorro y sin una actividad que tome el relevo de la construcción, es difícil que nos salvemos, no ya de una recesión, si no de una crisis económica importante. Para salir del bache harán falta más de 400 euros y más que meros mensajes de confianza en el futuro. Lo malo es que los gobiernos cada vez tienen menos capacidad de maniobra para meter mano a la economía.

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