¿Qué fondos de inversión me recomiendan para mis hijos?

Nuestra propuesta para un inversor de riesgo medio incluye fondos de renta fija de corto plazo y de gestión flexible (el 25 por ciento del total del patrimonio a invertir), fondos mixtos de renta variable (30 por ciento) y fondos cien por cien de renta variable que cubran los principales mercados bursátiles del mundo (5 por ciento).

Los hijos de J. S. de 18 y 16 años han recibido dinero de la herencia de su abuela y a él le gustaría que una parte lo invirtieran en fondos de inversión, por ello pregunta a nuestros expertos cuáles le recomeindan.

Mar Barrero, analista financiero de Profim, le recuerda que si bien los titulares de los fondos de inversión pueden ser personas físicas de cualquier edad o personas jurídicas con capacidad legal para poder suscribir valores mobiliarios, cuando el titular tiene una edad inferior a 18 años (o cuando haya sido declarado incapaz judicialmente) debe contar con un representante legal que es quien se encargará de realizar las compras, ventas y traspasos entre fondos hasta que alcance la mayoría de edad o se retire la tutela judicial (salvo que el menor obtenga rentas del trabajo, en cuyo caso puede efectuar subscripciones y reembolsos en un fondo de inversión desde los 16 años con el fruto de esas rentas). El representante legal será la persona que tenga la patria potestad o bien el titular legal con poderes suficientes para efectuarla.

Cuando el menor llegue a la mayoría de edad, será él mismo quien tenga la facultad para realizar cualquier nueva compra o cualquier venta o traspaso del fondo o fondos de los que sea titular.

En cuanto a qué fondo suscribir, dependerá tanto del volumen a invertir como del nivel de riesgo que se desee asumir. Actualmente, nuestra propuesta para un inversor de riesgo medio (ni muy conservador ni muy agresivo), incluiría fondos de renta fija de corto plazo y de gestión flexible. A esta modalidad de fondos destinaríamos en torno al 25 por ciento del total del patrimonio a invertir. También contaríamos con fondos mixtos de renta variable (el peso en cartera de esta tipología podría llegar hasta el 30 por ciento). El resto de la cartera la diversificaríamos con fondos cien por cien de renta variable que cubran los principales mercados bursátiles del mundo, tanto de países desarrollados como de países emergentes (el porcentaje destinado a estos últimos no debería superar el 5 por ciento del total del patrimonio invertido), así como aquellos sectores que puedan beneficiarse más de las actuales condiciones macroeconómicas o de las nuevas tendencias socioeconómicas (consumo, tecnología, cyber seguridad, robótica, digitalización...).

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