Puigdemont a la fuga: ¿Que opciones de asilo tiene?

De buena mañana, Carles Puigdemont y cinco de sus exconsejeros pusieron rumbo por carretera a Marsella. Desde la ciudad francesa[…]

De buena mañana, Carles Puigdemont y cinco de sus exconsejeros pusieron rumbo por carretera a Marsella. Desde la ciudad francesa volaron a Bruselas, ciudad en la que estarían planeando solicitar asilo político. El domingo, el secretario de Estado belga de Migración había ofrecido asilo en su país al expresidente de la Generalitat. Para muchos, blanco y en botella, se había fugado para asilarse en ese país. Una conclusión increíble que con el paso de las horas se hizo creíble, sobre todo cuando se supo que había contratado los servicios del abogado Paul Beckaert, defensor de miembros de ETA detenidos en ese país y que logró evitar la extradición de algunos de ellos; por ejemplo, Natividad Jauregui el año pasado.

Puigdemont quería despistar y a primera hora de la mañana publicó en su cuenta de Instagram una fotografía con un escueto «bon día», en la que se veía parte de la fachada del Palau de la Generalitat y el cielo de Barcelona. Una forma de sugerir que estaba en su despacho. El engaño duró el medio minuto que se tardó en comprobar que no estaba. ¿Dónde estaba? La pregunta iba de boca en boca sin respuesta hasta que poco después de que el fiscal general anunciara a las 12.30 que presentaba una querella por rebelión y sedición contra el expresidente catalán saltó la información de que estaba en Bruselas, informa para Colpisa Ramón Gorriarán.

El presidente de la Generalitat durante un año y diez meses fue visto en público por última vez el domingo por la tarde en el estadio Montilivi de Girona, donde su equipo derrotó al Real Madrid. Antes, se había paseado por las calles con su esposa, Marcela Topor, estuvo de vinos, de charla con los vecinos y siempre sonriente. Pero en su cabeza bullía la idea de la huida. Cual Josep Dencás, el consejero de Gobernación de Lluís Companys, que una vez fracasada la asonada independentista de octubre de 1934, de la que fue uno de sus más fervientes impulsores, huyó a las primeras de cambio por un pasadizo que salía del cuarto de baño de la Consejería y comunicaba con las alcantarillas. Apareció en la Barceloneta y se fugó a Francia.

Reino Unido y Holanda

La de Puigdemont ha sido menos rocambolesca, y la tenía pensada desde hace meses, según los datos que manejan las fuerzas de seguridad del Estado, que por una infidencia de su círculo cercano conocían desde hace unas semanas sus planes. Cada vez que se le preguntaba, decía que no tenía miedo a ser detenido. El expresidente, sin embargo, ya pensaba en irse al Reino Unido y Holanda, incluso entró en contacto con personas en Israel. Las fuerzas de seguridad dicen que también sabían que había decidido marcharse este lunes, pero no pudieron hacer nada porque «no tenía restringidos sus movimientos» por orden judicial o denuncia policial.

No eran los únicos que estaban al tanto de sus intenciones. Eran pocos los informados, pero es posible que entre ellos estuvieran el llamado 'estado mayor' del 'procès', ese grupo que personas sin cargo en el Gobierno que desde la sombra asesoraba a Puigdemont. Al no poder reunirse en el Palau de la Generalitat, como acostumbraban, tras las destituciones del viernes, el sábado se citaron en una casa rural de Vilaür, en el Alt Empordà, según recoge 'La Vanguardia'. Al parecer, el expresidente se dio una vuelta por allí a última hora.

Una vez en Bruselas, nadie pudo dar con su paradero. Está en un lugar «seguro», dijeron en su partido, en el que a duras penas trataban de pasar el sofoco y restar importancia a la fuga. Ha ido a asesorarse con abogados de ese país, arguyeron algunos dirigentes, que incluso equipararon la situación con el exilio de Josep Tarradellas. El cantante Lluís Llach escribió en su cuenta de Twitter: «El MHP (Muy Honorable Presidente) de la República exiliado es una denuncia contra Ñ (España) delante de los estamentos europeos».

¿Qué posibilidades tiene de pedir asilo?

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Lo que pasa por la cabeza de Puigdemont se conocerá mañana, en la comparecencia que ha anunciado en algún lugar de Bruselas. El Gobierno tiene claro que no tiene ninguna posibilidad de obtener el asilo político. No expresaba un deseo, reproducía lo que dijo hoy el comisario general belga para los refugiados, Dirk van den Bulcke, el que debe decidir sobre el caso si se formaliza la petición de asilo.

Para el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, "remotísima" la posibilidad de que Bélgica pudiera conceder asilo político a Puigdemont "es remotísima"; el intento, de hecho, le dejaría de nuevo en un "callejón sin salida", según el ministro. El también ministro de Educación, Cultura y Deporte apunta que Bélgica ha recibido 40 solicitudes de asilo en los últimos años y no ha concedido ninguna, y ha enfatizado que "nadie por encima de la ley ni al margen de la ley", por lo que tendrá que enfrentarse a la justicia si se le reclama.

"La posibilidad de que, por la vía del protocolo 24 --más conocido en Europa como el protocolo Aznar--, se le conceda asilo es remotísima", ha subrayado Méndez de Vigo en relación al anexo al Tratado de Ámsterdam que restringe, aunque no elimina, la posibilidad de que un Estado miembro proporcione asilo político a un nacional de otro Estado miembro, como sería el caso del ex presidente de la Generalitat de Cataluña en Bélgica, si pidiese allí protección.

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"Los belgas vienen mucho a España y saben que es un Estado de Derecho, donde se cumplen las leyes, hay presunción de inocencia y se respetan las garantías judiciales", ha subrayado el portavoz del Ejecutivo, quien ha enfatizado que, como "todo lo que hecho Puigdemont" a lo largo de este proceso, esto también es "un callejón sin salida".

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