¿Por qué no baja el precio de los coches?

¿Se imaginan que un ordenador portátil costase en estos momentos más de 3.000 euros? ¿Estaría dispuesto a pagar por la[…]

¿Se imaginan que un ordenador portátil costase en estos momentos más de 3.000 euros? ¿Estaría dispuesto a pagar por la última televisión de plasma más de 2.000 euros? Seguro que la respuesta es no. ¿Y por qué estamos dispuestos a pagar cada vez más dinero por un vehículo -a pesar de que las ayudas del Plan E han reducido su precio temporalmente-? ¿Por tecnología? También los ordenadores son cada vez más complejos en sus estructuras. ¿Por funcionalidad? También los televisores incorporan múltiples tareas que hacen más fácil la vida al usuario.

La del automóvil es una de las pocas industrias que mejor disimula la concentración del sector. A pesar de la diversidad de marcas, el mercado se encuentra prácticamente en cuatro manos: la de Nissan-Renault, que ya controla marcas como Mercedes, Daimler, Dacia o Volvo, entre otras; la de Volkswagen, con Seat, Skoda, Porsche, Audi o Suzuki; la de Ford, con Mazda y puntuales acuerdos con Fiat; y la de PSA (Peugeot-Citröen) con Toyota, BMW, Mitsubishi, Mini... Un "totum revolutum" en el que ya no se sabe quién ha fabricado el motor de su coche, qué empresa ha proporcionado los embellecedores o de quién depende su montaje.

Si el sector encontrara tal grado de libertad empresarial como el de cualquier otro bien de uso cotidiano (esto es, los "Pc´s") cuya tecnología ha avanzado a un ritmo impresionante, el bolsillo de muchos ciudadanos lo notaría; e incluso las ventas de estas empresas, también.

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