Plan de rescate con gato encerrado

Tenemos los ojos puestos en la Cumbre Mundial que refundará el capitalismo. Todos los inversores y agentes del mercado esperan[…]

Tenemos los ojos puestos en la Cumbre Mundial que refundará el capitalismo. Todos los inversores y agentes del mercado esperan expectantes las nuevas normas reguladoras que nos devolverán a las prácticas tradicionales (blanco sobre negro) con la necesaria transparencia. Pero, según pasan los días, parece más complicado que salga algo realmente interesante de esa reunión. Nicolás Sarkozy ya ha dado marcha atrás en sus férreas intenciones de reducir los "salarios inmorales" de los ejecutivos de Wall Street. Inicialmente sería por ley, pero ahora el presidente interino de la Unión Europea rectifica y afirma que debe hacerse mediante códigos éticos. ¡Anda que no hay camino entre una cosa y la otra!

Será difícil que los Estados (por sí solos o en comandita) acierten a la primera en la cruzada de dar honestidad al mercado. Es lo que ha faltado en esta crisis y en toda la vida desde que la bolsa es bolsa. El ejemplo de VW clama al cielo y demuestra los cortos que son los brazos de los reguladores. Lo que ha sido uno de los ejemplos más palpables de información privilegiada de los últimos meses capeará la situación con un expediente, y ya está. Detrás quedan las pérdidas de muchos accionistas ajenos a la operación de Porsche.

Sin tener que salir del país, tenemos un ejemplo de la debilidad con que empiezan las ayudas del Gobierno a la "saneada banca española". Ahora el gran debate es si debe darse la correspondiente transparencia a las subastas para comprar activos de calidad de los bancos y cajas. "Manda..." que dijo aquél. Con estos talantes será muy difícil que veamos los castigos ejemplares que nos han prometido nuestros dirigentes. No creo que ningún ejecutivo se ponga el pijama de rayas. Al tiempo...

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