La primera ministra británica viaja a Dublín para analizar el "brexit"

La primera ministra británica, Theresa May, y su colega irlandés, Enda Kenny, se reúnen mañana en Dublín para analizar la[…]

La primera ministra británica, Theresa May, y su colega irlandés, Enda Kenny, se reúnen mañana en Dublín para analizar la situación de ambos países, estrechos aliados económicos y políticos, ante la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

La dirigente conservadora llegará el lunes a la capital irlandesa después de visitar al presidente estadounidense, Donald Trump, y al turco, Recep Tayyip Erdogan, otros dos socios a los que Londres considera clave de cara al establecimiento de un nuevo marco de relaciones internacionales tras el "brexit".

El Gobierno irlandés ha aplaudido la "claridad" con la que May ha detallado sus planes para negociar con la UE la salida del Reino Unido del bloque comunitario, aunque reconoce que esta separación plantea numerosas incertidumbres.

La líder "tory" podría activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa antes de finales del próximo marzo, lo que dará inicio al periodo de, al menos, dos años de negociaciones con los Veintisiete sobre los términos de este divorcio.

Dublín entiende que la primera ministra británica se ha decantado por la opción de un "brexit duro", con el que tiene intención de sacar a su país del mercado único europeo para, entre otros motivos, controlar la inmigración.

Para el Ejecutivo de Enda Kenny, ese es el peor de los escenarios diseñados por sus expertos, pues podría golpear duramente al comercio con el Reino Unido, adonde van a parar gran parte de las exportaciones irlandesas dentro de las fronteras comunitarias.

Aunque May confía en alcanzar un amplio acuerdo económico con Bruselas tras el "brexit", la salida del mercado único y, quizá, de la unión aduanera, podría alterar las relaciones fronterizas entre Irlanda y Reino Unido y restringir la libre circulación de bienes, servicios y personas.

Se notaría, sobre todo, en la frontera con la provincia británica de Irlanda del Norte, que se convertiría tras el "brexit" en el único punto de entrada terrestre a Reino Unido a través de un país comunitario, además de la de España con Gibraltar.

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May ha recalcado que "nadie quiere" la vuelta de las "fronteras del pasado" entre las dos jurisdicciones de la isla de Irlanda, en referencia a las restricciones impuestas durante el pasado conflicto en el Ulster.

La líder "tory" ha insistido, no obstante, en que su país tendrá "una frontera terrestre con la UE" y en que el mantenimiento de un área de circulación común con la República de Irlanda "será una prioridad importante" en las negociaciones.

La libre circulación de bienes y personas entre el norte y sur de la isla de Irlanda ha sido natural desde la creación en los años 20 de la llamada Área de Circulación Común (CTA), si bien el pasado conflicto obligó desde finales de los 60 hasta 1998 a establecer controles policiales y militares para hacer frente a la amenaza terrorista.

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Los Ejecutivos de Dublín y Belfast también se han mostrado preocupados por el impacto que podría tener el "brexit" sobre el proceso de paz, que se ha beneficiado en las últimas dos décadas de los fondos económicos destinados por Bruselas para proyectos de reconciliación o de reinserción de paramilitares, entre otros.

A este respecto, antes de viajar a Dublín, May se reunirá el lunes por la mañana con los líderes de los gobiernos autónomos de Gales, Escocia e Irlanda del Norte.

El electorado norirlandés y escocés rechazó el "brexit" con un 55,8 % y un 62 % de votos, respectivamente, en el referéndum del pasado junio, frente al 53,4 % y el 52,5 % de apoyo logrado en Inglaterra y Gales, mientras que en todo el Reino Unido el 51,9 % respaldó la salida del país del bloque comunitario.

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