La paz de Colombia se toma su tiempo
La paz de Colombia, que el Gobierno y las FARC acordaron firmar el próximo 23 de marzo, amaga con ignorar[…]
La paz de Colombia, que el Gobierno y las FARC acordaron firmar el próximo 23 de marzo, amaga con ignorar ese plazo y tomarse su tiempo, toda vez que tanto el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, como la guerrilla prefieren esperar antes que firmar por las prisas un "mal acuerdo".
Aunque nadie ha descartado tajantemente la fecha, pocos en el país apuestan ya por su cumplimiento, como pareció demostrar la cascada de rápidos apoyos que generó la declaración de Santos este miércoles.
"Después de tanto esfuerzo, después de tanto tiempo, si no hemos llegado el 23 (de marzo) a un buen acuerdo, yo le digo a la contraparte: pongamos otra fecha, yo no voy a cumplir la fecha con un mal acuerdo. Yo cumplo y firmo lo que para los colombianos sea un buen acuerdo", sostuvo el presidente.
Un día después, las FARC, que siempre vieron con escepticismo una fecha que acordó su líder, Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko", se mostraron de acuerdo con Santos, del que dijeron en un tono inusualmente apreciativo que había actuado "con objetividad".
"Pensamos que sí, que después del 23 podamos tener un acuerdo", agregaron.
Los respaldos a la posibilidad de postergar la firma de la paz fueron tan veloces que en algunos casos llegó a intuirse un cierto alivio por no tener que correr hasta el 23 de marzo, fecha que Santos y "Timochenko" acordaron el 23 de septiembre pasado y que para muchos empezaba a antojarse demasiado empinada.
Y es que mientras las negociaciones en La Habana van a contrarreloj, en Bogotá el Senado ultima la reforma a la ley de orden público, que permite crear zonas de ubicación para las FARC, en las que la guerrilla dejará las armas y se desmovilizará si se firma la paz.
La iniciativa gubernamental permitirá que la guerrilla se concentre "con garantías de seguridad personal y jurídica dentro de unas zonas de ubicación que serán acordadas en esta última etapa del proceso", según informó la Presidencia.
También se prepara aún la misión de la ONU que ayudará a verificar la paz, que formará el componente internacional del mecanismo tripartito de observación y verificación del alto el fuego pactado por las partes, en el que también participarán representantes elegidos por el Ejecutivo y por las FARC.
La sensación hoy en Colombia es que los famosos "flecos" que faltan para cerrar el acuerdo y aplicarlo son demasiados como para hilarlos en doce días; de hecho, el 80 % de los ciudadanos no cree que la fecha se cumpla, según una reciente encuesta.
La idea parece ser apoyada por parte del Ejecutivo, que en días previos a las declaraciones de Santos ya daba pistas sobre lo complejo del conseguirlo en ese plazo.
Primero fue el ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, que a finales de febrero rechazó que el 23 de marzo fuera "una espada de Damocles" que lleve a terminar las negociaciones si no se cumple.
Siguió la titular de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, que este lunes dijo en Madrid que el día 23 "habrá algo".
"Veremos si es la firma total del acuerdo o de una parte", agregó.
Por último, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien el martes admitió que en La Habana "faltan muchas horas de trabajo" para alcanzar la paz.
Al mismo tiempo que decrece la esperanza de que el 23 llegue el fin de medio siglo de conflicto con las FARC, comienza a expandirse el rumor de que quizá no sea un día común y un anuncio importante llegue desde Cuba.
Entre la lista de posibilidades destaca el cese el fuego bilateral y definitivo entre las partes, según la hipótesis de la exsenadora Piedad Córdoba, de quien se presume un conocimiento profundo sobre la mesa de negociaciones, toda vez que se ha reunido con varios de sus miembros, además de "Timochenko", en La Habana.
La apuesta de Córdoba fija para julio la firma de la paz, algo que, teniendo en cuenta lo inesperados que han sido algunos de los grandes avances del proceso, puede que no se sepa hasta poco antes del ansiado momento.
Así las cosas y para prevenir el eterno "por si acaso", en Colombia todo el mundo se prepara para el 23 de marzo, aunque ese día el país descubra, con la misma paciencia de sus sabios campesinos, que toca esperar "otro ratico".
.