«La factura del 'brexit' será enorme»
El presidente de la Comisión alerta al Reino Unido de lo que le viene encima aunque tiende su mano «para arreglar esto desde el corazón»
Hablaba Jean-Claude Juncker y cuando lo hace, siempre es recomendable escucharle. Y no sólo porque sea el presidente de la Comisión Europea, sino porque es el enemigo número uno de lo políticamente correcto. Ayer hablaba Juncker. Lo hizo en el Parlamento federal de Bélgica en una sesión solemne que, como se barruntaba, no defraudó. Su mensaje giró en torno al 'brexit' y lo hizo para lanzar el enésimo aviso a los navegantes británicos. «Tienen que saber que su salida de la UE no será a coste reducido o a coste cero, porque deben respetar los compromisos en cuya confección hayan participado. Por tanto, la factura será, por decirlo un poco vulgarmente, enorme».
Las negociaciones no comenzarán formalmente hasta que Londres no active el artículo 50 de los Tratados, el botón nuclear que activa su salida del club de clubes durante un teórico plazo de dos años. Según ha anunciado la primer ministra británica, Theresa May, lo hará «antes de finales de marzo». Se rumoreaba con que podría hacerlo en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho que se celebrará en Bruselas los días 9 y 10 de marzo, pero parece que esta posibilidad ha perdido fuerza después de que la filtrasen los medios británicos.
Sea como fuere, lo que está claro es que el tiempo de las declaraciones políticas se agota. Llega la hora de la verdad para la partida del siglo. ¿Habrá tablas? ¿Alguno de los contendientes tirará el tablero por los aires? Ayer, de momento, Juncker ya advirtió de que nadie al otro lado del Canal de la Mancha espere que la Unión coloque un camino de rosas entre Bruselas y las islas. «La factura será enorme», zanjó. ¿De cuánto? No entró en detalles. Ni él ni su portavoz jefe, Margaritis Schinas, que eludió traducir a números la amenaza del veterano luxemburgués. Sí hay una cifra que hace tiempo que está circulando en los mentideros comunitarios: 60.000 millones de euros. Esta cantidad es la que supuestamente debería abonar el Gobierno británico para poder salirse de forma civilizada del club. Obviamente, Londres jamás la aceptará argumentando, por ejemplo, que deberán abonarle su parte del patrimonio comunitario.
Años de negociación
Porque una vez que se active el artículo 50 queda lo peor. «Será una negociación difícil y llevará años ponernos de acuerdo sobre las modalidades de salida y sobre la arquitectura futura de las relaciones entre el Reino Unido y la UE», recalcó. Hay quien habla incluso de una década de tiras y aflojas. Existen dos procesos diferenciados. Por un lado, el cómo se sale. Bruselas quiere que la negociación de salida esté lista en octubre de 2018 para que todo sea refrendado por la Eurocámara y el Consejo en marzo de 2019 (en mayo de ese año hay elecciones europeas y el futuro Parlamento comunitario ya no tendrá escaños británicos). Y una vez que se hay salido, hay que diseñar cuál será la relación futura entre ambos bloques, tanto en materia migratoria, económica o comercial.
Pese a su relativa dureza, Jean-Claude Juncker no está ni mucho menos satisfecho con todo lo que está pasando con el 'brexit'. Nunca lo quiso y querría que jamás hubiera pasado. «Me entristece ver partir a un país verdadero actor europeo», confesó. De hecho, tendió la mano a los británicos para que el proceso se desarrolle con la mayor normalidad posible. «Debemos arreglar esto con un corazón, no repleto de hostilidades, sino siendo conscientes de que el continente debe mucho a Reino Unido. «Sin (Winston) Churchill no estaríamos aquí, no hay que olvidarlo, pero no vamos tampoco a ser naíf», señaló. «Nuestros amigos británicos -apostilló- tienen que comprender que vamos a seguir desarrollando la integración europea reafirmando los lazos que hay entre nosotros».
En este sentido y de cara al futuro, manifestó que «Europa no puede construirse contra sus naciones», lo que vino a reforzar la idea de que no es el momento de más Europa, sino de mejor Europa. Todo son problemas. Todo. Desde que llegó, recordó, «vivimos en una policrisis». Habló de Grecia, de la guerra en Siria, de la crisis económica, del 'Brexit, de la nueva administración estadounidense liderada por Donald Trump... «Hay crisis por todas partes», incidió.