¿Está la recesión a la vuelta de la esquina?

Los mercados financieros muestran claros signos de ansiedad ante una inminente recesión económica. De hecho el dólar y el oro,[…]

Los mercados financieros muestran claros signos de ansiedad ante una inminente recesión económica. De hecho el dólar y el oro, inversiones defensivas, han llegado a alcanzar recientemente máximos de dos años y las rentabilidades a vencimiento de la deuda de EEUU se ha desplomado, más en vencimientos a largo plazo. Tanto es así que algunas partes de su curva de rentabilidades se han invertido, históricamente presagio de recesión. Sin embargo, esta vez está vez se debe a caída de las rentabilidades a largo plazo frente a picos de la deuda a corto plazo, lo que significa que los inversores, reflejando una década de política monetaria ultra laxa, esperan que los tipos de interés permanezcan deprimidos varios años.

Otra diferencia significativa se observa en los precios del petróleo, que en pasadas recesiones se encontraba aumentando al máximo cuando hubo inversión de la curva de rentabilidades de la deuda, pero que hoy día está cerca de mínimos de tres años.

Además, continúa César Pérez, director de inversiones de Pictet WM., es cierto que "seguimos recibiendo mensajes macroeconómicos mixtos, todavía indican que el ciclo actual tiene recorrido". Así, aunque el sector manufacturero ha sufrido, el sector servicios, indicador más fiable del estado real de la economía, sigue estable. Además los indicadores de recesión a corto plazo más evidentes, demandas de empleo y desempleo, no dan señales claras de advertencia. De hecho, el desempleo en muchas economías importantes se mantiene en niveles históricamente bajos. Además el peso del sector manufacturero en los índices de renta variable resulta ser significativamente mayor que su participación real en el crecimiento económico, de ahí que puede darse bajo crecimiento de beneficios un tiempo. Pero no creemos que una recesión esté a la vuelta de la esquina.

Ahora bien, la posición tardía en el ciclo en que nos encontramos hace los mercados más vulnerables a sorpresas (geo)políticas, Brexit, guerra comercial o incluso impredecibles tweets de Trump, asevera Pérez.

Por tanto, nos mantenemos selectivos en renta variable, favoreciendo empresas con poder de fijación de precios y generadoras de dividendos, tratando la volatilidad del mercado como una clase de activos en sí misma.
En cualquier caso las economías necesitan consolidación fiscal para que el ciclo actual continúe, evidente ante el agotamiento de las herramientas de los bancos centrales y su capacidad para apoyar la economía. No es de extrañar que el gobierno de Macron haya podido ya inyectar 25.000 millones de euros en la economía francesa desde que asumió el cargo en 2016, con 5.000 millones en reducciones de impuestos y que Reino Unido haya planificado amplio gasto fiscal. Incluso se levantan voces en Alemania sobre la rígida adhesión a un presupuesto equilibrado y podemos esperar que afloje sus riendas, especialmente a medida que aumenta la presión de los votantes para hacer frente a la crisis climática.

En portada

Noticias de