¿España fuera del euro?

"Contrariamente a lo que la gente decía hace unas pocas semanas, ser miembro de la zona euro no inmuniza a[…]

"Contrariamente a lo que la gente decía hace unas pocas semanas, ser miembro de la zona euro no inmuniza a los países contra la crisis. En el caso de España (también en los de Italia, Irlanda y Grecia), el euro puede estar empeorando las cosas. Sin embargo, en el Reino Unido, la devaluación de la moneda le está viniendo muy bien a la economía". Son las palabras que el Premio Nóbel de Economía Paul Krugman escribió ayer en su blog, en un artículo titulado "The pain in Spain... isn't hard to explain".

Gary Dugan, director de inversiones de Merrill Lynch para Europa, Oriente Medio y África, preguntado por las opiniones de su colega ha respondido así: "El debate es bueno. Además, en estos momentos, la penalización de los mercados no sería excesiva por no pertenecer a la zona euro. Sería positivo que España y otros países europeos periféricos pudieran controlar su moneda". ¿Significa esto que tendríamos que retroceder tres lustros y proceder, como entonces, a nuevas devaluaciones monetarias? "Existen buenas y malas devaluaciones y, éste, probablemente, sea el momento de las buenas", añade Dugan. Este experto aseguraba que la salida de España o de otros países de la zona euro es una posibilidad muy remota y que sólo podría comenzar de verdad el debate dentro de dos o tres años. Además, todo dependerá de la presión existente al respecto y que vendrá, sobre todo del empleo: si el paro llega a niveles insostenibles, ess posibilidad se acercaría.

De las palabras de Krugman también se desprende que es casi imposible que un Gobierno español decida sacar a su país del euro, algo que siempre se ha vendido como un gran logro. Por eso, ofrece una segunda alternativa a España para salir del atolladero: bajar los salarios. Sorprende, la verdad, que un economista keynesiano afirme que la solución está en la política monetaria o en la laboral, cuando, en el caso de la economía americana es ferviente partidario de la política presupuestaria, concretamente, de aumentar el gasto público y no bajar los impuestos, como el único camino de evitar la depresión.

Quizá, lo que se desprenda del breve artículo de Krugman es que los problemas de España son mucho más profundos y tienen que ver con unas tasas de productividad y competitividad endémicamente bajas.

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