España, al borde de la deflación

Los precios volvieron a caer en julio, por quinto mes consecutivo, según el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA)[…]

Los precios volvieron a caer en julio, por quinto mes consecutivo,
según el Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) que publica el INE. La
tasa española de inflación armonizada -medida igual en todos los países de la
zona euro- alcanzó en julio otro mínimo histórico y se situó en el -1,4 por
ciento, 4 décimas por debajo de la de junio.

Hasta que se conozcan los datos definitivos, el 13 de agosto, es de
prever que la caída de la tasa de la inflación se deba, principalmente, a la
diferencia del precio del petróleo
, ya que hace un año el barril del Brent
costaba 134,56 euros frente a los 65,36 euros de julio de este año.

No obstante, el Gobierno sigue descartando la entrada en deflación,
entendida ésta como una caída generaliza y prolongada de los precios
,
opinión que también comparten el Banco de España y organismos como la Fundación
de las Cajas de Ahorro (Funcas). La institución gobernada por Miguel Ángel
Fernández Ordóñez ha manifestado que los riesgos de deflación en España son
"remotos", puesto que sólo el efecto estadístico por el abaratamiento
del crudo en la segunda mitad de 2008 presionará al alza el IPC hasta tasas
positivas en los últimos meses del año.

Sin embargo, el fantasma de la deflación está ahí,
acosando a la economía y metiendo miedo.
Una caída
continuada de precios es perniciosa para la economía porque implica un desplome
del consumo, fundamental para la recuperación, ya que los consumidores
prefieren esperar para comprar vivienda, automóviles...etc. Los efectos ya son
una realidad: el comercio minorista de junio seguía en caída libre a pesar de
las ofertas y de la llegada de las rebajas en la última semana del mes.

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 Además, los economistas
tienen más medios para controlar la inflación que la deflación.
Si la
primera se sitúa entorno al 2% o incluso al 3% permite el crecimiento
económico. Para controlar la segunda las posibilidades son mucho peores y menos
agradables: imprimir billetes por los Bancos Centrales o bien bajar salarios,
como proclama el Nobel de Economía Paul Krugman, o la reforma laboral. En
cualquier caso, son medidas difíciles de tomar.

Agosto marcará el punto de inflexión para saber si
estamos en deflación.
Si los precios continúan bajando
se podrá decir que hay que añadir un obstáculo más a la recuperación de la
economía española, ya que no hay que olvidar que a partir de este mes del año
pasado el precio del petróleo empezó a bajar. Si esto no es suficiente, las
medidas que habrá que tomar no serán nada agradables.

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