El riesgo de la energía nuclear en Japón estaba en su ubicación

 El terremoto en Japón ha reabierto un doloroso debate sobre la energía nuclear. El tsunami que se generó dañó, además,[…]

 
El terremoto en Japón ha reabierto un doloroso debate sobre la energía nuclear. El tsunami que se generó dañó, además, de otras centrales nucleares, la de Fukushima. Tres explosiones y un incendio han provocado un alto riesgo radiactivo que pone a los habitantes del país en peligro.

Las reacciones no se han hecho esperar y la canciller alemana, Angela Merkel, anunció la paralización de las centrales atómicas más antiguas de Alemania, mientras dure la moratoria de tres meses para verificar la seguridad de las centrales nucleares del país.

Estos episodios dañan aún más la deteriorada imagen que tiene este tipo de energía. Japón es el tercer productor de energía nuclear, por detrás de Estados Unidos y Francia. De hecho, el 80% de la energía que produce nuestro país vecino provienen de las 59 centrales nucleares y es el principal exportador de energía en Europa.

Sin embargo, apostar por este tipo de energías permitiría reducir, por un lado, la excesiva dependencia del petróleo, minimizando al máximo el impacto de las subidas de precios en la inflación y en la economía, sin olvidar que los recursos terminarán por agotarse y, por otro lado, apostar por unas energías más limpias. Producir un kilovatio/hora con energía nuclear supone emitir a la atmósfera cero gramos de carbono. La energía eólica produce entre 5 y 10 gramos; la biomasa entre 10 y 20; el hidrógeno hasta 60 gramos; la solar entre 30 y 60 gramos, el gas natural entre 120 y 180 gramos; el petróleo entre 220 y 245 gramos y el carbón entre 260 y 355 gramos.

Pero sin duda, la energía nuclear genera muchas críticas y miedos motivados por el almacenamiento de los residuos nucleares y por posibles accidentes. En este último apartado, Chérnobil en 1986 se llevó la palma. Las imágenes de la destrucción siguen en la retina de medio mundo y han despertado con la difícil situación de Fukushima.

Pero es aquí cuando hago de abogado del diablo en favor de ella. La paupérrima economía de la antigua Unión Soviética hacía que la planta ucraniana no tuviera fondos suficientes para su conservación. En Japón, un país donde sus construcciones se hacen a prueba de terremotos, se escogió una ubicación para la planta de Fukushima que no estaba a prueba de tsunamis.

El debate de la energía nuclear no debería ser si sí o si no. Sino que cuando se apueste por ella se debe hacer con garantías de mantenimiento y cuidado y resistente a catástrofes naturales.

En portada

Noticias de