El día en que Nin dijo "no" a Merkel y sacó del atolladero a la banca española

No debe ser fácil decir que «no» a Ángela Merkel pero esa papeleta le tocó a Juan María Nin en junio de 2012, cuando la opción de intervenir a España estaba completamemte abierta. El ex consejero delegado de CaixaBank presenta nuevo libro y habla de sus vivencias personales, algunas trascendentales.

¿Cuál de sus vivencias es las más importante? 

En junio de 2012, estando en Estados Unidos en las reuniones de Bildeberg, me llama la canciller Ángela Merkel y me convoca en Berlín, en un momento muy complicado para Europa. En la reunión, argumento por qué hay que producir un rescate parcial del sistema financiero español con las ideas que desarrollo en el libro, que son las relacionados con valores ideológicos. Argumento que en España sabemos qué errores hemos cometido. Y además, un tema muy moral y muy profundo, que en España no ha habido fraude. Si usted compra este discurso -digo a Merkel- las necesidades de refinanciación del sistema español son 50.000 millones, y no 200.000 millones, como dice el mercado. 

¿Dijo no a los 200.000 millones? 

Fue una conversación de casi dos horas, en la que, en algunos momentos, Merkel hace afirmaciones, valores entendidos sobre cómo es España. Y cuando estás en una conversación así, no se deben admitir aristas. Son muchos los momentos en la conversación donde sale el no, y claro, ella no está acostumbrada. ¿pero cómo me dice usted que no? Me dijo en un momento...Yo le expliqué que España es un país serio, el Gobierno es democrático y el Banco de España es una institución seria y hemos hecho nuestro trabajo, aunque tengamos deberes pendientes, como los tienen el resto de países europeos. 

A raíz de esa cita, ¿el rescate fue de 50.000 millones cuando podría haber sido cuatro veces más?

La cuestión era mucho más complicado. ¿Tenemos en Europa el dinero y los mecanismos para ayudar a recapitalizar el sistema financiero español? Lo que no era viable era la intervención de España, algo que muchos pedían. El Gobierno no lo consideraba procedente. En el gran debate antes de ir a Berlín, con otros que argumentaban que si nos prestaban dinero no se podría renovar deuda, mi posición es que si no hacemos nada, nos hundimos. Merkel dice, le creo, pero con 50.000 no arreglamos nada. Y yo digo. Si ponemos 100.000, el mercado va a percibir que es una cifra que se acerca más a lo que piensa que hay de agujero y va a pensar que hay fondos suficientes. Pero por otro lado, es una cifra que impresiona y muy difícil de asumir cuando sabes que lo que necesitas son 50.000 millones. Y los hechos nos dieron la razón, 47.000 millones. Es una decisión muy difícil, que le toca a Merkel y al Gobierno. Admiten una intervención parcial del sistema financiero, y es un momento crucial para el euro y el futuro de la UE.

¿Volvería a la primera línea para estar al frente de algún banco? 

Ni de broma. Un país que mira al futuro tiene que estar gestionado por gente joven, lo mismo que la experiencia adquirida es tremendamente útil. Cuando dejo esa función ejecutiva, decido no volver pero sí de asesoría. En un escenario ejecutivo, a todo aquello que se me ha ofrecido he dicho que no.