Economistas de la ONU auguran que economía mundial crecerá un 2,7 % este año

La economía mundial crecerá un 2,7 % este año y un 2,9 % en 2018, aunque el resultado final dependerá[…]

La economía mundial crecerá un 2,7 % este año y un 2,9 % en 2018, aunque el resultado final dependerá en gran medida de la evolución de los riesgos vinculados al rumbo de las políticas monetarias y al entorno político, supeditado a la gestión del nuevo Gobierno de EEUU y a la materialización del "brexit".

Así lo vaticinan los economistas de la ONU en su informe sobre la "Situación y Perspectivas de la Economía Mundial", publicado hoy y en el que se analizan los principales factores que determinarán el comportamiento de la economía de aquí a final de año.

"El crecimiento moderado que se prevé para el bienio 2017-2018 es más una indicación de estabilización económica que la señal de una vuelta a un crecimiento fuerte y sostenido", explicó el jefe de la División de Políticas Macroeconómicas y Políticas de Desarrollo de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD, acrónimo en inglés), Alfredo Calcagno.

Los últimos datos han obligado a revisar a la baja la estimación que se había hecho del crecimiento en 2016 hasta un 2,2 % a causa de un crecimiento más bajo del esperado en EEUU, Japón y en muchos países exportadores de materias primas de África y de América Latina y el Caribe.

Sin embargo, de cara a 2017 se cree que los países exportadores de materias primas experimentarán cierta recuperación gracias a la estabilización de los precios de estos productos y a la reducción de las presiones inflacionistas.

De manera general, los motores más importante para la economía serán los países en desarrollo y contarán con el 60 % del crecimiento del producto global bruto este año. En esta perspectiva, las regiones del sur y el este de Asia se mantendrán como las más dinámicas.

En cambio, los vientos en contra que se alimentan de la escasa inversión y las incertidumbres políticas y monetarias siguen desanimando la actividad comercial en todas partes del mundo, según el informe.

Uno de los aspectos más negativos que se analizan en el informe tiene que ver con la marcada desaceleración de las inversiones en muchas importantes economías desarrolladas y en desarrollo, con interrupciones de proyectos de negocios relacionados con el petróleo y en actividades extractivas (de recursos naturales).

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"La debilidad prolongada de la demanda ha reducido los incentivos para que las firmas inviertan, mientras que los riesgos económicos y políticos han pesado igualmente en las decisiones de inversión", comentó Calcagno.

Uno de los mayores riesgos macroeconómicos que identificó el experto fue la deuda pública en la que numerosos países incurrieron para contener los efectos de la última crisis económica, aunque también el sector privado se endeudó de manera importante animado por las políticas de expansión monetaria que redujeron el coste del dinero.

Mientras tanto, "las consecuencias de la utilización de instrumentos de política monetaria que no han sido probados, como las tasas de interés negativas en Japón y Europa, siguen sin estar claras", agrega el informe.

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El resultado que temen los especialistas de la ONU es que tales medidas que facilitan el acceso al crédito puedan conllevar a un deterioro del balance de los bancos, al endurecimiento de las condiciones del crédito y a un nuevo periodo de fragilidad y descapitalización para los bancos.

"El momento de las subidas de los tipos de interés en EEUU es otra incertidumbre, al igual que los intereses diferenciales entre economías desarrolladas, lo que aumenta el peligro de desencadenar un nuevo periodo de volatilidad financiera, de revertir los flujos de capital y de un ajuste abrupto de las tasas de interés", señala el documento.

Entre los riesgos de carácter político destacan la fuerte incertidumbre con respecto a las políticas comerciales, migratorias y medioambientales que adoptará la próxima Administración de EEUU, así como la manera en que se concretará la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

"Todos esos eventos tienen el potencial de afectar la esperada recuperación de los negocios de inversiones, el crecimiento del comercio internacional y hasta de descarrilar un crecimiento económico de por si débil", concluyen los expertos.

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