Economía.- Las empresas españolas ralentizarán su ritmo inversor en Latinoamérica y lo orientarán a otras regiones

Las empresas españolas ralentizarán el ritmo inversor en Latinoamérica y se orientarán hacia zonas con mayores perspectivas de crecimiento a medio plazo, como Norteamérica o los países en desarrollo de Asia-Pacífico y África.

MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

Las empresas españolas ralentizarán el ritmo inversor en Latinoamérica y se orientarán hacia zonas con mayores perspectivas de crecimiento a medio plazo, como Norteamérica o los países en desarrollo de Asia-Pacífico y África.

Así se desprende del Estudio 'La inversión directa de las empresas españolas en el exterior', elaborado por Cofides, Esade y el Consejo General de Economistas (CGE), que destaca que el aprendizaje realizado por las empresas españolas en su proceso de convertirse en multinacionales ha sido muy importante, pero la diversificación geográfica de sus inversiones en el exterior todavía es "limitada".

La secretaria de Estado de Comercio, Marisa Poncela, ha valorado que el estudio tiene en cuenta los efectos en la competitividad de las empresas que realizan inversión extranjera en el exterior y, al mismo tiempo, en la economía de origen.

El presidente de Cofides, Salvador Marín, ha recalcado que "crecer internacionalmente es una buena idea y una política a apoyar desde diversas esferas", por los efectos positivos que comporta, como la creación de empleo y a nivel de imagen y efecto arrastre. "Conseguir crecer en el exterior con su innovación, transferencia de tecnología y conocimiento, las empresas contribuyen también al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible", ha apuntado.

Por su parte, el presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, ha hecho hincapié en que "resulta fundamental concienciar a las empresas sobre la importancia de la internacionalización y de la necesidad de incrementar su tamaño para poder competir en el exterior".

Para ello, ve necesario que desde la Administración se preste atención a los posibles efectos negativos que pudieran derivarse de la normativa fiscal, laboral y, en definitiva, mercantil, traducidos en un aumento de las obligaciones para las empresas que superen un determinado volumen de trabajadores o facturación, lo que podría "desincentivar este crecimiento".

Pich cree que es necesario un "cambio cultural" en el tejido empresarial español -compuesto en un 95% por micropymes- que favorezca la creación de empresas de mayor dimensión para competir en los mercados internacionales.

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El estudio señala que las empresas españolas cuentan con sólidas posiciones en Latinoamérica, en donde España se situaba en 2014 como el segundo país inversor en términos de 'stock' de inversión extranjera directa (IED) emitida, sólo por detrás de Estados Unidos. Sin embargo, España y Latinoamérica sólo suponían el 8,7% del PIB global en 2015 y el 9,1% de la población mundial en 2015.

Por otra parte, América Latina tuvo un crecimiento nulo en términos reales en 2015 y para 2016 se espera un crecimiento negativo del -0,6%, viéndose especialmente afectada la región por la prolongada recesión brasileña, destino prioritario de la inversión española.

Por ello, el estudio señala que es de esperar que las empresas españolas ralenticen el ritmo inversor en la región y se orienten hacia zonas con mayores perspectivas de crecimiento a medio plazo, ya sea Norteamérica ya sean los países en desarrollo de Asia-Pacífico y África.

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Según los datos del Registro de Inversiones Exteriores del Ministerio de Economía y Competitividad, fue en el periodo 2004-2008 cuando se produjo el mayor esfuerzo inversor, con máximos históricos en los años 2006 y 2007, alcanzando los flujos netos de salida de IED productiva un total de 222.258 millones de euros, cifra equivalente al 14,8% de la formación bruta de capital fijo de la economía española en el mismo período.

No obstante, tras la crisis de 2008 el ritmo de expansión internacional de las empresas españolas se ha ralentizado sensiblemente. Así, de un promedio anual de 44.451 millones de euros de IED productiva neta en el período 2004-2008, se ha pasado a un promedio anual de 10.293 millones de euros en el período 2009-2015, es decir, un 77% menos. La posición de la inversión española en el exterior alcanzó los 456.111 millones en 2014.

CRECIMIENTO CONTINUADO DE EMPRESAS ESPAÑOLAS CON IED

No obstante, los datos que publica el Registro de Inversiones Exteriores, muestran un incremento "significativo y continuado" año tras año en el número de empresas residentes en España con inversiones directas en el extranjero, excluídas las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE), que pasó de 1.476 en el año 2004 a 2.170 en el año 2008, alcanzando la cifra de 2.700 en el año 2012.

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La cifra de negocio ponderada de las 8.708 filiales en el extranjero de las empresas españolas, excluidas las ETVE, ascendió en 2014 a 364.512 millones, cifra que supera el volumen total de las exportaciones españolas de bienes y servicios que en ese año fueron de 338.769 millones. Dichas filiales emplearon a un total de 1,36 millones de personas en 2014, lo que representa cerca del 1,8% del empleo creado a nivel mundial por las filiales extranjeras de las empresas multinacionales en dicho año.

Entre los principales sectores inversores en el exterior destacan los servicios en sectores altamente regulados (banca, telecomunicaciones y suministro de energía) y las industrias manufactureras tomadas en su conjunto.

Por tipo de economía, la posición de inversión española en el exterior en 2014 se concentraba en los países desarrollados de la OCDE con un 74% del total. A nivel geográfico, se localizaba principalmente en la UE-28 (42,5%), América Latina (30,5%) y América del Norte (16,3%).

Diez países acaparaban algo más del 72% del total, entre los que destacan Estados Unidos, Reino Unido y Brasil, que conjuntamente representaban casi el 43%.

IED Y DESARROLLO SOSTENIBLE

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El estudio señala que los proyectos de IED estudiados comportan una serie de efectos positivos en el país de origen, España, como son el impacto en la balanza de pagos a través de la repatriación de dividendos y pago de royalties, o cuando la filial en el extranjero crea demanda de bienes de equipo, intermedios o productos complementarios que se exportan desde el país de origen.

También tiene un efecto positivo sobre el empleo como consecuencia del efecto arrastre sobre las exportaciones y el incremento de empleo cualificado en la matriz, consecuencia del aumento de tamaño de la empresa y de las necesidades de coordinación y control, así como una "transferencia inversa" de tecnología.

De igual forma, explica que los efectos sobre el desarrollo del país se generan en la fase de implementación del proyecto de IED por parte de la filial de la empresa en el país. Además, que dichos efectos se producen en gran medida como consecuencia de la configuración organizativa de la filial y del rol asignado a la filial en el seno de la empresa multinacional.

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