Dilma quema en la ONU su último cartucho para evitar la destitución
La mandataria brasileña intenta recabar apoyos para eludir el juicio político y deja al frente del país al vicepresidente que espera su caída definitiva
Con el objetivo de denunciar la presunta ilegalidad del proceso de destitución en su contra, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, viajó ayer a Nueva York y dejó el cargo en manos de su vicepresidente, Michel Temer, acusado por ella de «traidor» y de «conspirador».
Rousseff aprovechará hoy la cumbre de la ONU -convocada para la firma del Acuerdo de París sobre el cambio climático- para conseguir respaldo internacional para paralizar su 'impeachment', solicitado el domingo por la Cámara de Diputados en una tumultuosa sesión.
La decisión del viaje disparó la polémica en Brasil. Dirigentes de la oposición, jueces del Supremo Tribunal Federal y exministros cuestionaron la determinación y acusaron a Dilma de victimizarse ante el resultado de un procedimiento que está previsto en la Constitución.
En entrevista con blogueros, Rousseff reiteró ayer que «lo que está en cuestión en el Congreso no es mi mandato, es el proceso democrático, aquello que la gente daba por garantizado». «Entonces, yo voy a luchar en cada trinchera contra este golpe, donde sea, yo voy a ir», aseguró.
El jefe de Gabinete de la presidenta, Jacques Wagner, declaró que «está clara la existencia de un golpe disimulado para tomar la presidencia». Aludió así a Temer, que rompió con la mandataria y se prepara para asumir en caso de que el Senado resuelva suspenderla y juzgarla como se prevé.
La presidenta, explicó Wagner, «no podrá dejar de manifestar su indignación con el golpe, que es un proceso artificial y falso, porque ella es una mujer honesta, que no cometió ningún delito, y lo que se está haciendo es un mal uso del 'impeachment'», consideró.
No obstante, jueces del Supremo como Dias Tofolli, Celso Mello y Gilmar Mendes insistieron en que no es un golpe, sino que se están dando todos los pasos legales para el juicio. «Sería un gravísimo equívoco», advirtió De Mello, si Dilma utiliza la tribuna de la ONU para defenderse.
Un crimen «de lesa patria»
Algunos legisladores de la oposición viajaron a Nueva York para desarticular la denuncia de Rousseff y ofrecer la otra versión de los hechos. Uno de los senadores que criticó el viaje fue Cassio Cunha Lima, del Partido de la Social Democracia Brasileña. Cunha Lima advirtió que «quien ama Brasil no habla mal de Brasil en el extranjero». «No es posible que ella quiera llevar a la ONU esa historia del golpe, sería un crimen de lesa patria», se indignó.
Entretanto, Temer sigue intentando armar un eventual equipo de gobierno para responder si la Cámara Alta suspende a Dilma, lo que podría ocurrir en la segunda semana de mayo. El plan está complicándose para el vicepresidente. El diario 'Valor Económico' reveló ayer que «Temer tiene dificultades para montar un equipo económico». Algunos convocados aceptan colaborar desde fuera, pero se niegan a asumir un cargo clave en el posible gabinete.
Ayer, festivo en Brasil, el vicepresidente decidió abandonar su residencia en Sao Paulo para ir a Brasilia y evitar así el repudio de manifestantes que se agolparon frente a su vivienda con una enorme bandera que rezaba «Temer golpista». También pintaron la consigna en la acera.