Bernanke: osado y prudente

Ya lo había dicho el presidente de la Reserva Federal norteamericana, Ben Bernanke: el crecimiento del primer trimestre del año sería débil. Y así ha sido. Incluso por debajo de las expectativas de los analistas. La economía estadounidense ha crecido a un ritmo anualizado del 1,8%, por debajo del 2% esperado por los analistas. Pero Bernanke también aseguró que será un fenómeno puntual, provocado por el momentáneo descenso de la inversión en construcción y en defensa.

Bernanke es un hombre prudente y, quiere, antes de comenzar a endurecer la política monetaria, tener bien anclada la recuperación económica. Por tanto, aseguró que los tipos se mantendrán bajos durante un gran periodo de tiempo. "Pero, ¿qué significa esto?", le preguntó un periodista. Primero, se tiene que confirmar la recuperación económica y, para ello, se tiene que asegurar de que las últimas bajadas de la tasa de paro a las que hemos asistido no responden a un efecto coyuntural, sino que son sostenibles en el tiempo. Sólo en segundo lugar mencionó la inflación. Bernanke es prudente y, por ello, se muestra preocupado por las expectativas de precios para el medio plazo, pero no para el más inmediato. No es corto de miras y su referencia es la inflación subyacente, que sigue en niveles extremadamente reducidos.

En defensa de la QE2

Pero Bernanke también es osado. Por eso, puso en marcha su segundo programa de expansión cuantitativa, la QE2, con gran oposición por parte de mucha gente, y sigue defendiéndola. Argumenta que ayudó a corregir los "spreads" de crédito, a reducir la volatilidad de los mercados. Y a crear empleo: sólo hay que echar un vistazo a las cifras de creación de puestos de trabajo desde agosto y a la reducción de la tasa de paro desde ese momento. Recuerda, además, que en el momento en que se puso en marcha el programa de expansión cuantitativa, el mundo estaba preocupado porque se pudiera producir una recaída en recesión. La osadía de Bernanke se unió a su  prudencia y a su conocimiento sobre las grandes recesiones y los efectos de la deflación de deuda y, desde el primer momento se mostró decidido a evitar una segunda gran recesión como sucediera en los años treinta del siglo pasado.

Pese a que ayudó a calmar a los mercados, Bernanke no espera inestabilidad en ellos coincidiendo con el fin de la compra de bonos, en junio. El mercado ya lo tiene muy descontado. Y, además, la Fed seguirá reinvirtiendo el dinero de los activos que vayan venciendo.

... pero no habrá QE3

Bernanke también cree contraproducente una tercera ronda de expansión cuantitativa: cree que ésa sí sería inflacionista y, por ello, haría un flaco favor a la creación de empleo, desanimaría a las empresas a realizar contrataciones.

A los mercados les gustó el discurso de Bernanke. Pero el dólar se hundió. Hay quien acusa a Estados Unidos de estar devaluando su moneda para ganar en competitividad. Para el presidente de la Fed, nada más lejos de la realidad. Éste aseguró que Estados Unidos quiere una moneda fuerte con vistas al medio y al largo plazo. De hecho, para ello están realizando una política expansiva que asegure un crecimiento fuerte para el futuro. Y por eso también quiere mantener a raya a la inflación.

La peor parte de la crisis estadounidense

Si en Europa la mayor parte de las preguntas que recibe Trichet tienen que ver con la crisis de deuda, sólo un periodista le preguntó a Bernanke sobre la decisión de S&P, que puso bajo vigilancia negativa la calificación de la deuda de Estados Unidos. Bernanke dijo que éste es el principal problema de la economía estadounidense, que S&P no ha descubierto nada porque de todos es sabido que el país tiene un problema de déficit y deuda estructural. De hecho, valoró la actitud constructiva de la agencia de calificación, que anima a que republicanos y demócratas se pongan las pilas y lleguen a un acuerdo ambicioso, que tenga como objetivo resolver el problema a corto plazo, sin dejarse llevar por intereses cortoplacistas. Bernanke es prudente y osado y tampoco se casa con nadie. Entre los republicanos tiene multitud de críticos, pero a los demócratas ayer les dio una buena reprimenda: "Hasta el momento, ninguna de las medidas tomadas son lo suficientemente ambiciosas para resolver el problema de la deuda a largo plazo". Por tanto, los 40.000 millones de dólares en recortes propuestos por Barack Obama son muy pocos comparados con los 14 billones de deuda acumulada por Estados Unidos. Bernanke instó a unos y a otros a ponerse de acuerdo porque de no solucionarse la crisis fiscal de Estados Unidos, se avecinan problemas para el crecimiento de Estados Unidos, así como inestabilidad en los mercados financieros. Atención.

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Por una mayor transparencia

Probablemente, tendremos que acostumbrarnos a estas ruedas de prensa post-reunión ordinaria de política monetaria por parte de Bernanke. Quiere continuar con la política de mayor transparencia de la Reserva Federal: "En 1994 ni siquiera se comunicaba la subida de los tipos de interés". "Nos da la oportunidad de explicarnos y eso es bueno para los mercados. Además, otros banqueros centrales también lo hacen", afirmó Bernanke. En lo único en lo que pierde contra Trichet es en sentido del humor, sin duda.

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