¡Ay Portugal! ¿Por qué te quiero tanto?

El futuro de España y Portugal ha estado muy ligado a lo largo de la historia y, especialmente, el de[…]

El futuro de España y Portugal ha estado muy ligado a lo largo de la historia y, especialmente, el de sus zonas limítrofes. A la parte española le ha ido siempre bien cuando vivía en armonía con Portugal. Y la parte portuguesa ha vivido muy dependiente del desarrollo de la zona española. Somos dos países obligados a afrontar en comandita los retos de la historia por mucho que algunos dirigentes se empeñaran en lo contrario y hasta consiguieran que vivieran de espaldas el uno al otro durante mucho tiempo.

Afectada por problemas económicos y políticos, Portugal no supo engancharse a la década de crecimiento de la que ha disfrutado España. Y cuando lo hizo fue demasiado tarde, apenas unos meses antes de que se desencadenara la crisis que dio al traste con su posibilidad de cualquier crecimiento. Como consecuencia de ello, esos años aumentó la brecha que separa la economía española de la portuguesa y lo que es peor: incrementó ese cierta prepotencia de los españoles respecto al complejo de inferioridad portugués.

Pero la crisis nos va a colocar a las dos partes un poco más cerca. Ni los españoles somos tan ricos como aparentábamos, ni los portugueses tan pobres como se creían. Y ambos nos jugamos una buena parte de nuestra solvencia cuando cualquiera de los dos países tiene que ir a vender su Deuda Pública para hacer frente a su déficit público. Unidos por un mismo riesgo y en el mismo barco de los llamados "países periféricos". ¿Quién nos lo iba a decir hace apenas un par de años? ¡Ay Portugal! ¿Por qué te quiero tanto?

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