Arturo Pérez-Reverte: "No tengo ideología, tengo biblioteca"

Celebra los 20 años del Capitán Alatriste reuniendo en un volumen de casi 2.000 páginas sus siete novelas.  «He cogido miedo a un personaje que es más de los lectores que mío» confiesa su cerador, que promete dos nuevas entregas.

Diego Alatriste y Tenorio es el personaje que más satisfacciones ha procurado a su creador, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951). Pero al tiempo, el desencantado y lúcido soldado de fortuna, su héroe cansado, le infunde un enorme respeto. Es tal el tirón popular del mercenario espadachín que salió de su cacumen hace más de 20 años «que he llegado a cogerle miedo». «Es tan de los otros, tanto emociona y toca tantas fibras al lector, tan suyo lo hace, que me piden cosas que quizá no puedo darles» confiesa el escritor y académico de un personaje que, como él, «caza solo». Habrá otras dos novelas de Alatriste, pero será «dentro de tres o cuatro» años asegura este «francotirador», un viejo reportero curtido en mil batallas «sin ideolgía, pero con biblioteca» que anuncia nueva y «polémica» novela para el otoño.

Celebra las primeras dos décadas de andadura de su personaje en un almuerzo en la mismísima 'Taberna del capitán Alatriste', en el corazón de Madrid de los Austrias. Con motivo del feliz cumpleaños Alfaguara ha reunido en 'Todo Alatriste', un volumen de 1.800 páginas, las siete novelas que han vendido millones de libros en todo el mundo, más de 3,5 solo en España, y que es lectura recomendada en infinitud de escuelas de España y Latinoamérica.

Es la obra más difundida y reconocida de su autor, acaso el español más leído en el mundo junto a Carlos Ruiz Zafón, traducido a más de 40 lenguas, y que ha inspirado cómics, películas, obras de teatro, series televisivas, y hasta juegos de rol. Pero a su autor le enorgullece que «haya hecho crecer como lectores a miles de jóvenes en el mundo». Es una edición muy especial, numerada, de solo 15.150 ejemplares firmada por su autor. La ilustra Joan Mundet, que ha redibujado las cuatro primeras novelas. Incluye un prólogo del autor con las claves del personaje, una introducción del catedrático Alberto Montaner y la biografía del capitán Alatriste. Cuesta 29,90 euros.

Notable

Pérez-Reverte ha releído las siete novelas y, salvo alguna errata, no ha cambiado ni una coma. «Jamás me releo, pero la experiencia ha sido agradable. Creo que eran y son buenos libros. Los escribí para mi hija Carlota y tenía que ser exigente conmigo mismo. Me pondría un notable» dice sin asomo de falsa modestia.

Quería que su hija, entonces con 12 años, «aprendiera historia y conociera su pasado, que es la única manera de interpretar el presente y atisbar el futuro». Implicó a Carlota en una investigación que «acabó siendo una reflexión amarga sobre por qué somos como somos, sobre un país que era y es vil, turbio, lleno de infamias, en el que hubo reyes imbéciles, curas fanáticos y ministros incompetentes». «No quería recrear la historia, quería explicar el presente para que mi hija comprendiera por qué un rey mete la gamba y entendiera de dónde venimos», insiste. Le choca todavía que «un puñado de tontos del culo lo interpretara como un canto a la España imperial, cuando es todo lo contrario».

Fue en un vuelo a Chile donde Pérez-Reverte pergeñó la trama de la primera entrega y las características de su héroe, que toma su apellido del editor mexicano Sealtiel Alatriste. Es más bien un antihéroe «que tiene mucho más del Ulises que vuelve a casa con sabiduría y remordimientos, que de Aquiles, que es solo belleza y juventud». «El héroe que me interesa tiene canas en el alma y sangre en las uñas. Por eso el lector reconoce que es auténtico, y no un camelo de Reverte» se ufana el escritor tratando de explicarse la enorme aceptación que ha tenido en lectores de los cinco continentes la saga que conforman 'El capitán Alatriste' (1996); 'Limpieza de sangre' (1997), 'El sol de Breda' (1998), 'El oro del rey' (2000); 'El caballeo del jubón amarillo' (2003); 'Corsarios de Levante' (2006) y 'El puente del los Asesinos (2011).

Le llena de orgullo que profesores de colegios e institutos recurran a su personaje «para hablar de lengua, de historia o de ética», que sirva como una fabulosa herramienta pedagógica en un país con un grave problema educativo. «Sin lucidez no hay progreso y España es un país frustrado por un problema de educación», señala. «El desmantelamiento de la cultura es terrible y deja a los ciudadanos indefensos y sin posibilidad de cambiar el país», lamenta. «El desconocimiento del pasado no permite descifrar el presente y planificar el futuro. Se trata de ofrecer claves para entender lo que somos, pero aquí seguimos diseñando leyes y programas educativos para los próximos cuatro años y con infames planes de estudio basados en asfixiar el talento», denuncia.

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Si hoy Arturo Pérez-Reverte tiene un sillón en la RAE «es también gracias a Alatriste». «Cuando me lo propusieron me negué, hasta que me convencieron aludiendo la importancia de Alatriste para los escolares. Eso me ablandó y por eso dediqué mi discurso de ingreso al habla de un bravo del siglo XVII», cuenta. Advierte que el lenguaje de la saga «no es una reconstrucción del habla de la época». «Hubiera sido un fiasco y algo ininteligible, así que construí un lenguaje híbrido, jugando con mi propio diccionario de germanías, con el aroma de lo clásico pero que fuera moderno, que creo que es otro de los méritos de la serie».

Personaje y escritor comparten más de lo que cabría suponer. «Alatriste caza solo, como su autor» dice risueño un Pérez- Reverte que encaja sin aspavientos en la definición de «francotirador». «Yo no tengo ideología, tengo biblioteca» dice recurriendo a uno de sus lemas para aclarar las afinidades con su descreído personaje. Se dice tan desesperanzado como su veterano de los tercios de flandes, pero asegura que «no he perdido la fe ni en la humanidad ni en la gente». «Eso sí, jamás seré objetivo. Soy un tipo que cuenta historias y al que su biografía le ha dado una visión del mudo que traslado a mis libros» dice este antiguo reportero de guerra.

Este mastodóntico volumen no supone el final del personaje ni del ciclo. Piensa Pérez-Reverte continuar con la serie y avanza que contempla «escribir dos nuevas entregas». Pero «será dentro de tres o cuatro años», cuando frise los setenta. «El paso del tiempo se dejará notar en Alatriste, crepuscular. Será más escéptico, como yo; estará más cansado y será más sabio y más lucido», advierte. «Mirar España produce una fatiga enorme», asegura.

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Con la vida resuelta, podría dedicarse a navegar y disfrutar del ocio, pero piensa seguir a píe del cañón mientras la salud le respete. Se le iluminan los ojos al hablar de su próxima novela, sobre la que no suelta prenda. Solo dice que será «polémica» y que transcurre «en un tiempo reciente». Ya está en manos de su editora, Pilar Reyes, y el lector la disfrutará en otoño. Asegura que le ha salido «redonda», que «muy probablemente» sea el principio de una serie. «Estoy convencido de que la editora pagará sin rechistar la cifra que le pida mi agente» concluye risueño. 

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