La economía brasileña cayó un 3,8 % en 2015
La economía brasileña cayó un 3,8 % en 2015 y registró así su peor resultado en los últimos 25 años,[…]
La economía brasileña cayó un 3,8 % en 2015 y registró así su peor resultado en los últimos 25 años, informó hoy el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El rumbo de la mayor economía de América Latina, sumergida en una aguda recesión, acabó el pasado año en números rojos después de haberse prácticamente estancado en 2014, cuando avanzó tan sólo un tímido 0,1 %.
El producto interior bruto (PIB) de Brasil sufrió una contracción mayor de la esperada por el mercado financiero, que pronosticaba una caída del 3,71 % y que prevé un retroceso del 3,45 % para 2016.
Según el organismo, el conjunto de bienes y servicios producidos en el país en valores corrientes sumó 5,9 billones de reales (unos 1,51 billones de dólares al cambio actual) y el PIB per cápita fue equivalente a 28.876 reales (7.425 dólares), un 4,6 % menos que en 2014.
La economía brasileña cayó un 1,4 % en el cuarto trimestre de 2015 con respecto al tercero, período en el que bajó un 1,7 % en relación con los tres meses precedentes.
Sin embargo, frente al cuarto trimestre de 2014, la economía cayó un 5,9 %.
De acuerdo con el organismo, el frenazo del PIB fue causado por el enfriamiento de prácticamente todos los ámbitos de la economía, salvo la agropecuaria, que creció un 1,8 % de la mano de los cultivos de soja ( 11,9 %) y maíz ( 7,3 %).
En cambio, el sector de servicios perdió un 2,7 % a lo largo del año y la industria se desplomó un 6,2 %, pese a que la extracción minera consiguió escapar de los resultados negativos con un incremento del 4,9 %, gracias a la producción de petróleo, gas natural y hierro, del que Brasil es el mayor exportador del mundo.
Entre las actividades económicas más afectadas, se situaron la construcción, con una contracción del 7,6 %, y el comercio, que bajó un 8,9 %.
El consumo de las familias, durante años uno de los motores económicos del país, cedió un 4 %, influido por el aumento del desempleo, la elevada inflación del país -que cerró 2015 en el 10,67 % y superó el techo de la meta oficial- y la restricción al crédito.
A esta situación se suma la pérdida de confianza y los elevados tipos de interés, que están, con un 14,25 % anual, en su mayor nivel en nueve años.
También afectó la caída del 14,3 % en las importaciones, mientras que las exportaciones subieron un 6,1 %.
La inversión estuvo en el 18,2 %, por debajo el 20,2 % registrado el año anterior y el ahorro de la población se situó en el 14,4 %, inferior al 16,2 % del año precedente.
Tras haber alcanzado durante el último mandato del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva una expansión del 7,6 % en 2010, la economía brasileña inició una trayectoria descendiente y, con Dilma Rousseff como jefa de Estado, el PIB subió un 3,9 % en 2011, un 1,9 % en 2012, un 3 % en 2013 y un escaso 0,1 % en 2014.
El mal estado de la economía y las turbulencias políticas que atraviesa el país hicieron que Brasil perdiera el pasado diciembre su grado de inversión, después de que las agencias de calificación Fitch y Standard & Poor's rebajaran la nota soberana del país, decisión que también tomó el mes pasado Moody's.
Además de la recesión, Brasil acabó 2015 con las cuentas públicas con un saldo negativo de 111.249 millones de reales (unos 28.606 millones de dólares), su peor resultado desde que en 2001 comenzó la actual serie estadística.
Para tratar de aliviar el déficit público y alcanzar un superávit primario equivalente al 0,5 % del PIB, el Ejecutivo lanzó el año pasado un plan de ajuste fiscal que incluye alzas impositivas y la reducción de los gastos del Gobierno que, según el IBGE, se contrajeron un 1 % en 2015.
A las dificultades económicas, se suma la crisis política que azota Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, está amenazada con la apertura de un juicio político en el Congreso que puede costarle el cargo.