BBVA y ONU aplican el análisis de datos al estudio de catástrofes naturales
El centro de análisis de datos financieros de BBVA, BBVA Data & Analytics, y el centro de innovación en inteligencia[…]
El centro de análisis de datos financieros de BBVA, BBVA Data & Analytics, y el centro de innovación en inteligencia de datos de Naciones Unidas, UN Global Pulse, han desarrollado un proyecto que medirá la resiliencia de las zonas afectadas por desastres naturales a través de los datos.
Según ha explicado el banco en un comunicado, el estudio llevado a cabo se ha centrado en el análisis de las operaciones financieras de las personas para observar su comportamiento antes y después de sufrir una catástrofe natural.
Los resultados de esta colaboración, que se presentarán el día 25 en el Bloomberg Data for Good Exchange, en Nueva York, esperan sentar las bases para "desarrollar las herramientas y los métodos necesarios" para conseguir una aplicación operativa durante las catástrofes y facilitar las labores de socorro y de ayuda humanitaria.
En este sentido, la directora ejecutiva de BBVA Data & Analytics, Elena Alfaro, ha recordado que "estamos rodeados de datos de operaciones financieras y utilizarlos para proteger los medios de subsistencia de las personas debería ser una parte integral de la contribución de las empresas a la sociedad".
Esto fue lo que se hizo con el estudio del impacto económico del huracán Odile en el estado mexicano de Baja California Sur, en 2014.
BBVA Data observó que las familias destinaron un 50 % más de lo habitual en provisiones de comida y gasolina antes de la llegada del huracán y, en concreto, las mujeres gastaron el doble que los hombres.
El centro de análisis llegó a esta conclusión "gracias a los pagos realizados a través de terminales en punto de venta (TPV) y a las retiradas de efectivo en cajeros que realizaron más de 100.000 clientes de BBVA Bancomer -su filial mexicana- con un total de 25.000 operaciones diarias".
La consecuencia principal del paso del huracán fue una reducción de la actividad económica en toda la región, que no se recuperó hasta dos semanas después.
Pasados esos 15 días, las operaciones de los TPV volvieron a funcionar con normalidad, mientras que en el caso de los cajeros, la retirada de efectivo comenzó a realizarse una semana antes.
Así, en el mes posterior al huracán Odile, los pagos a través de TPV cayeron un 30 %, mientras que la retirada de efectivo se redujo en un 12 %, en comparación con las cifras habituales.
El científico jefe de datos de UN Global Pulse, Miguel Luengo-Oroz, sostiene que estas mediciones podrían "utilizarse para promover un abastecimiento selectivo de suministros o de transferencias monetarias a las poblaciones más vulnerables y con mayor riesgo".
Por su parte, Alfaro apunta que las conclusiones de este estudio "pueden ayudar a las autoridades a mejorar la resistencia de las comunidades, lo que beneficia a las personas afectadas y es bueno al mismo tiempo para la continuidad de la actividad".