Acciones verdes: ¿seguirán soplando en Bolsa tras las decisiones de Trump?

Las compañías productoras de energías renovables llevan un buen año en bolsa y el anuncio de Donald Trump de que sacará a su país del Acuerdo de París no ha supuesto un bache para estas empresas. ¿Siguen siendo una buena opción de inversión, incluso las que están muy expuestas a Estados Unidos?

Después del G-7, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciaba su disposición a sacar a su país del Acuerdo de París, en coherencia con el perfil negacionista tanto suyo como del equipo que dirige la política medioambiental de la principal potencia mundial. Esta decisión puede hacer temer por las compañías españolas, algunas de ellas referencia en la generación de energías limpias o en la fabricación de tecnologías para su obtención, dado que han realizado inversiones en las renovables americanas. 

El miedo no debe de ser muy grande a tenor del comportamiento en bolsa de estas empresas después de que se haya conocido la contestadísima decisión del presidente americano, máxime si tenemos en cuenta su buen comportamiento previo, que podría hacerles sensibles a recogidas de beneficios en cuanto llegara cualquier mala noticia. Como señala Víctor Peiro, de GVC Gaesco Beka, en primer lugar porque el procedimiento que recoge el propio texto para que un país abandone el Tratado implica que EE.UU. sólo saldría de facto en el año 2020: sólo puede reclamar su salida tres años después de su entrada en vigor, es decir, en noviembre de 2019, y sólo se materializaría un año después, es decir, en noviembre de 2020. Bien es verdad que las decisiones que estaba adoptando la nueva Administración ya ponían en cuestión la capacidad de cumplimiento de sus compromisos con el Acuerdo de París, puesto que ya ha liquidado el objetivo de reducción de emisiones establecido por Obama, al tiempo que se ha inclinado por impulsar la explotación de las energías convencionales. Aunque, como apunta Peiro, dado que en gran medida la política energética y, por tanto, la promoción de las renovables, está en manos de los estados y de los ayuntamientos y no del Gobierno federal, es muy posible que las decisiones de Donald Trump no tengan impacto real en las compañías 'verdes'. Además, como añade David Navarro, de Andbank, lo que buscaría Trump no sería perjudicar a las renovables, sino eludir la reducción de emisiones comprometida para poder seguir explotando las energías y las industrias convencionales. 

Ángel Pérez, de Renta 4, sí establece un posible diferente efecto entre las compañías que generan electricidad y las que ganan dinero instalando los aparatos con los que se producen la energía limpia: Pérez ve efectos diferentes entre compañías como Iberdrola y Acciona y empresas como Gamesa. Estas tres son, básicamente, las que más exposición tienen a EE.UU. 

Iberdrola y Acciona. ¿Por qué, según Ángel Pérez, compañías como Iberdrola y Acciona estarían más protegidas ante el afán de Trump de frenar la lucha contra el cambio climático? Porque las subvenciones con que cuenta su producción renovable están cerradas hasta el año 2020 y las cotizaciones ya recogen, de acuerdo con Pérez, que pueden terminar ese año. Donald Trump no puede acabar con esa remuneración especial de las renovables antes de la fecha pactada, porque las compañías afectadas podrían recurrir a los tribunales. En este sentido, Carlos Sallé, director de políticas energéticas y cambio climático de Iberdrola, señala: «Las inversiones realizadas por Iberdrola en EE.UU. se han realizado bajo marcos legales estables y, por lo tanto, no tenemos preocupación sobre las mismas, porque, desde mi punto de vista, para EE.UU. el respeto a dichas garantías ha sido, es y será parte de su acervo empresarial y legal». Por esa razón, Pérez cree que ni Iberdrola ni Acciona deberían verse muy afectadas por la puntual decisión de la Administración estadounidense de excluirse del Tratado de París. «Quizás los subsidios no se alarguen más allá de 2020, que es hasta donde la legislación actual llega, pero las compañías ya son rentables con los precios que los clientes están dispuestos a pagar», añade Peiro. Estos subsidios a las renovables se aplican con desgravaciones fiscales a las inversiones. Así, aunque plantea la posibilidad del fin de las ayudas, cree que eso se vería compensado si, como quiere Trump, se establecen deducciones fiscales generalizadas a las inversiones que realicen las empresas: «Si Trump quiere que las inversiones sean deducibles fiscalmente, en realidad lo que quiere es que extienda el régimen actual de las renovables», añade Peiro. 

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Luis Padrón, de Ahorro Corporación, comenta que Iberdrola no se vio muy positivamente afectada en términos bursátiles por el establecimiento de la deducción fiscal a la inversión de las renovables. Por eso cree que su eliminación no debería afectarle. Y lo mismo opina sobre el Acuerdo de París: si no se ha traducido en nada concreto en términos de cotización, tampoco la exclusión de uno de sus principales mercados debería traer nada malo. 

Aunque les pueda llegar a afectar, la exposición de Iberdrola y Acciona a EE.UU. no deja de estar acotada. A cierre del primer trimestre de 2017, Iberdrola tenía más de 47.300 megavatios de capacidad instalada, de los que un 59 por ciento corresponden a renovables. De toda esa cantidad, 6.880 megavatios están en EE.UU., de los que 6.035 megavatios son 'verdes'. Pérez añade que el 25 por ciento del beneficio bruto de explotación de Iberdrola procede de EE.UU., pero de éste, sólo un tercio procede de renovables, puesto que el resto corresponde a distribución y redes. Por eso, según Navarro, Iberdrola se vería más afectada en el caso, por ejemplo, de que se estableciera un impuesto a la generación con carbón o cualquier incremento fiscal a la generación en España. A la hora de hablar de Iberdrola y su atractivo bursátil, Navarro apunta que si bien «nunca ha estado más cara que ahora» y «cualquier problema puede hacerle caer», cree que otro motivo de mayor preocupación, además del carbón, es el 'Brexit'. A Padrón, Iberdrola, aunque le gusta, debido a su mix de mercados y activos, reconoce que está justa de precio. 

Para Acciona, Estados Unidos representa la mayor inversión en energía renovable fuera de España, con más de 1.000 millones de dólares invertidos en 621,5 megavatios de capacidad instalada en energía eólica y otros 64 megavatios en termosolar. Además, Acciona Agua también está presente en el país desarrollando actividades de desalación. Pero la compañía opera cerca de 9.000 megavatios en total en propiedad y ha instalado otros 2.000 mw para terceros. Lo que representa EE.UU. no es mucho respecto al conjunto de la compañía. Para Ángel Pérez, a la compañía aún le queda potencial, debido a la aportación de otros negocios, debido a los positivos márgenes que logra en el sector de la construcción, y al hecho de que es la mejor empresa de agua del mundo, en un momento en que este servicio se está privatizando a nivel global. Así, según Pérez, Acciona es una buena compañía. Y lo mismo opina Peiro. Navarro añade que es una oportunidad de compra, sobre todo en recortes, con precio objetivo en los 100 euros por acción. 

Gamesa. Según Pérez, es posible que Gamesa se vea más afectada por la posibilidad de un parón en las inversiones 'verdes' en EE.UU. «No vemos riesgos en las instalaciones que ya están en operación. Acciona e Iberdrola no van a perder, pero quizás podamos ver unos años de parón en las inversiones, aunque sería temporal, porque las energías renovables son cada vez más competitivas», señala Echevarría. 

«Los resultados de Gamesa han sido muy buenos porque en los últimos años se han acelerado las inversiones, pero cabe el riesgo de que puedan ralentizarse en los próximos años», añade Pérez, lo que provocaría una reducción de adjudicaciones. Aunque para la compañía, EE.UU., en cuanto a ingresos, supuso un 12 por ciento el año pasado, frente al 24 por ciento que pesó América Latina en aerogeneradores vendidos o el 38 por ciento que supuso India, el mercado de mayor importancia para la Gamesa que era en solitario. Quizás por estas cifras la empresa no parece muy preocupada por lo que ocurra en Estados Unidos. Como revela David Navarro, en un encuentro de la empresa con analistas después de la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo de París, no hubo ninguna pregunta de los expertos respecto a esta cuestión. Luis de Blas, de Valentum, que tiene inversiones en esta compañía, señala que no ven ningún problema relacionado con esto y no creen que les llegue a afectar: «No creemos que sea necesario ningún acuerdo del clima como el de París: las energías renovables han pasado a ser competitivas por sí mismas y no necesitan de estos acuerdos en estos momentos». 

Ángel Barandalla, de Norbolsa, apunta que ahora mismo el fabricante de aerogeneradores está bastante en precio: ya recoge su potente posición competitiva, así como un libro de pedidos muy elevado. Ahora está pendiente de que se conozca la gestión de la nueva compañía, fruto de la fusión con Siemens, así como si la cultura de Gamesa se va a mantener. Navarro agrega: «Gamesa no baila al son de Trump, sino de la fusión». Por eso, para este experto, la recomendación con el valor es «esperar y ver» y comprobar qué equipo gestor ejecuta los proyectos, cómo van encajando los contratos 'onshore' y 'offshore'... Respecto a la posibilidad de que mermen las inversiones, apunta que el impacto puede minimizarse teniendo en cuenta que la fusión implica que ahora hay un jugador menos para competir por los contratos. Echevarría aconseja vender: afirma que el proceso de concentración que ha habido en el sector ha provocado que se hayan hinchado mucho las cotizaciones cuando en realidad hay muchas dudas sobre su crecimiento a dos años vista. Peiro confía en que todo este proceso dé margen a mejoras en los precios objetivos de la compañía. 

Abengoa. Tradicionalmente, el grupo sevillano tuvo una importantísima presencia en Estados Unidos. Pero, el último año en que, según recogen los registros de Bloomberg, el gigante americano (o América del Norte) aportó ingresos al grupo español fue en 2015 (un 26,4 por ciento). En 2016, esa exposición había caído al 0 por ciento. En parte, posiblemente, por las desinversiones que ha ido realizando de su negocio de etanol en el país. Y, también, por la transmisión que ha realizado la empresa de dos avanzadas plantas termo-solares construidas en el país, la de Mojave y Solana, a Atlántica Yield, una sociedad que construyó en el Reino Unido y que sacó a cotizar en Estados Unidos. Abengoa ha puesto a la venta el 41 por ciento de esa sociedad para ingresar entre 800 y 1.000 millones de euros. Todo ello forma parte del proceso de Abengoa por volver a los orígenes. No es una compañía en la que se aconseje invertir. Desde Banco Sabadell, Felipe Echevarría apunta que su firma optó por dejar de cubrir el valor, debido a que es demasiado difícil de recomendar una acción que tiene veinte veces más deuda que capital. En su opinión, es un título sólo para inversores expertos, no para minoristas. Así, Lionel Pellicer, de AlphaValue, en su recomendación, apunta claramente que es una opción especulativa, aunque sitúe su precio objetivo en los 0,06 euros por acción, frente a los actuales 0,015 euros en que se encuentran sus títulos 'B'. Quizás la volatilidad se reduzca cuando se ejecute el 'contrasplit' con que la empresa prevé agrupar las acciones 'A' y las acciones 'B'. Al menos, ése es el objetivo que la compañía busca.

Pero éstas no son las únicas compañías 'verdes' en España. Hay otras, aunque no tienen exposición a EE.UU. Cabe preguntarse si el hecho de que la primera potencia mundial se retire del Tratado de París puede llevar al resto de países a abandonar las energías verdes. Y los expertos dicen que no: el tiempo del escaqueo, salvo la excepción de Trump, se ha terminado. Ahora se compite por ver qué país y qué compañía es más sostenible.

¿Qué perspectivas tiene el resto del sector en España?

Saeta Yield. Esta empresa responde a una estructura parecida a la de Atlántica Yield: una filial de una compañía más grande, ACS en este caso, a la que se le van transfiriendo activos en rentabilidad para que responda a su vocación de repartir un atractivo dividendo. Inicialmente, la compañía cuenta con 21 activos en españa que suman 789 megavatios de capacidad instalada. En concreto, son 16 parques eólicos y cinco termosolares. Como comenta Echevarría, su buen comportamiento se debe al resultado de la subasta de renovables, pero ahora estaría más cara que Acciona, por ejemplo. Aunque sigue recogiendo buenas recomendaciones del consenso, que le da un potencial de revalorización medio del 7 por ciento. Los analistas de Citi, tras su presentación de resultados valoraron su crecimiento en ingresos y en beneficio bruto de explotación, pese a la fuerte caída en volúmenes, debido a las condiciones climatológicas. Ésta fue solventada gracias a la subida del precio medio de la energía. El banco americano recomienda comprar y la sitúa en una de las listas de referencia de valores aconsejados. 

Solaria. Si Abengoa sufre una caída del 92 por ciento en lo que llevamos de año y son las peores de lo que llevamos de ejercicio en el Mercado Continuo, Solaria es el valor que más gana, con una revalorización de alrededor de un 100 por cien. La compañía no tiene intereses en EE.UU., sino que, en ingresos, depende en un 84,6 por ciento de España y en un 13,6 por ciento del mercado italiano. José Lizán, de Auriga, que la tiene en cartera, cree que son dos los factores que han empujado al alza a la compañía: la vuelta de la inversión al sector de las renovables en su conjunto, lo que se ha demostrado, en particular en esta compañía, con la colocación de dos bonos en el último año con vencimiento a 2037 y cupones del 4,2 y del 3,75 por ciento; además de la reducción del coste de producción de un megavatio de energía solar, gracias a la mejora de la tecnología, lo que la hace más competitiva, tal y como también destaca Echevarría, que señala que en países como India, cuando hace años no se colocaba nada en las subastas, ahora casi iguala a la eólica. Pese a lo mucho que ha subido, Lizán no piensa vender aún, aunque avisa de que habrá volatilidad. Esta subida no ha estado exenta de bruscos movimientos, algo que hay que atribuir, como apunta Peiro, al hecho de que es un valor muy estrecho. Quizás el potencial que aún le ve Lizán a la compañía tiene que ver con lo que apunta Navarro y es que la compañía, con este avance, únicamente ha logrado borrar las pérdidas de 2015 y 2016, para volver a niveles de 2014, pero continúa lejísimos de los máximos de 2008 en los 24 euros. Peiro sitúa su precio objetivo en 1,50 euros, nivel que ya ha alcanzado. 

Fersa. Si la capitalización de Solaria es de 163 millones de euros, la de Fersa es de prácticamente la mitad: no llega a los 88 millones de euros y, por tanto, es una compañía mucho menos seguida por los analistas. Pero la buena marcha del sector, favorecido por la mejora de los precios, también le ha llegado a ella, con una revalorización del 25 por ciento, diez puntos superior a la del conjunto del mercado. La compañía no está expuesta al mercado estadounidense, sino que está centrada en España (78,9 por ciento de los ingresos), Polonia y Francia. Como le ocurre a Solaria, esta subida sólo le ha hecho posible recuperar niveles de 2014, pero sigue muy lejos de los casi 10 euros a los que llegó en 2007. También ha superado, como apunta Echevarría, un gran proceso de reestructuración, que ha atravesado, incluso, una opa lanzada por Audax, cuya gestión está siendo respaldada por el mercado. En el primer trimestre salió de pérdidas.

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