Aproveche las caídas en renta fija

Hace poco me preguntaban por qué Estados Unidos paga mayores intereses que España en sus emisiones de deuda pública. Es[…]

Hace poco me preguntaban por qué Estados Unidos paga mayores intereses que España en sus emisiones de deuda pública. Es una cuestión que requiere explicar qué determina la rentabilidad para un inversor que presta el dinero, intrínseca en el conocimiento de la formación de los precios en los mercados de renta fija. De forma muy básica: una obligación o un bono soberano es un contrato por el que el Estado (prestatario) recibe el dinero de un inversor (prestamista), bajo unas condiciones de interés, frecuencia del pago de estos (cupones) y fecha de devolución del capital que se mantendrán fijas hasta el vencimiento del acuerdo. Muy parecido, por no decir igual, a los créditos o préstamos que usted pueda concertar con un banco. 

El acuerdo podría ser: préstamo de 1.000 euros durante 10 años, al 6 por ciento de interés que se abona cada año (cupón anual), con devolución del dinero al finalizar el plazo. Imagine que usted es el inversor o prestamista y que le interesa recuperar el dinero de forma anticipada, mediante el traspaso de sus derechos a otra persona. Usted recibirá una cantidad de dinero del otro, que será el nuevo acreedor del Estado, de quién recibirá los 60 euros anuales por el interés y los 1.000 euros a vencimiento.
La rentabilidad depende del precio pagado.

A bote pronto parece que el nuevo inversor obtendrá una rentabilidad del 6 por ciento, pero no se puede asegurar si no conocemos la cantidad que entregó a cambio de los derechos que recibió. Si entregó 1.100 euros el rendimiento será inferior, porque el cupón de 60 euros anual ahora supone el 5,45 por ciento sobre la inversión y porque al final recibirá los 1.000 pactados, en vez de los 1.100 entregados. Por contra, si la cantidad pagada por el bono ha sido de 900 euros, la rentabilidad para este inversor será superior al 6 por ciento. Cuando la demanda sobre la deuda aumenta, el precio sube y la rentabilidad baja. Y viceversa. Es la ley de la oferta y la demanda.

A poco que usted haya escuchado o leído las noticias sabrá que los bancos centrales han comprado cantidades fabulosas de bonos cotizados en los mercados de deuda, lo que ha elevado los precios hasta el punto de secar su rentabilidad, cuando no dejarla en negativo, como ocurrió con el 'bund' alemán (obligaciones a 10 años) durante los meses de julio y octubre del 2016. ¡El mundo al revés! Usted pagaba intereses a Alemania por prestarle dinero. Pero todo exceso se paga, toda anomalía se corrige y toda acción tiene una reacción, como en la física.

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El BCE ha anunciado el final de la compra de bonos

Pocas veces he visto un consenso más avalado por la sensatez. No creo que haya un solo analista, asesor o gestor que apueste por la subida de la deuda soberana europea; el acuerdo es absoluto y los argumentos no admiten discusión. El final del programa de compra de deuda soberana europea, aderezado con otras cosas, denominada con el eufemismo «Quantitative Easing» para ocultar la trampa, tiene fecha de caducidad, fija o aproximada, en septiembre de este año. Lo que ha provocado el alza de los precios de la renta fija, y la reducción de la rentabilidad, finalizará.

Ser sensatos y coherentes

Así, será difícil sujetar los precios de los bonos por las nubes, lo que ya se refleja en los precios de los bonos y su rentabilidad ascendente. La tendencia a la baja de los precios de la deuda pública europea tendrá sus altibajos, como en todo lo que cotiza, pero no puede ser más clara. El único misterio es por qué hay gestores, los mismos que vaticinan y argumentan la solidez de esa tendencia, que no actúan en la dirección de sus convicciones, cuando deben saber perfectamente cómo hacerlo. No se trata de ser transgresor, sino sensato y coherente.

A los mismos asesores y gestores que proclaman una previsión tan obvia, al tiempo que afirman actuar para hacer ganar dinero a sus clientes, son a quienes deben exigir que obren en consecuencia. Ni yo, ni ellos o nadie sabe cómo será, cuándo se afianzará o durante cuánto tiempo se mantendrá el fenómeno, pero sí el destino bajista de la renta fija pública europea en general y la alemana, la más cara, en particular. Se trata de tomar la decisión y esperar con paciencia el resultado.

Hay ETF, incluso fondos de inversión tradicionales, en modo de réplica a la baja del bund alemán, que ganarán dinero con el aumento de la rentabilidad (bajada de la cotización de esos bonos) de la deuda pública. Hay otros fondos con flexibilidad para estar al alza en unas zonas, a la baja en otras, que hacen uso y ejercicio de esa capacidad. Pregunten por ellos y decidan.

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