Oro o petróleo. ¿Con cuál atacar al coronavirus?

El 2020 arrancó con el oro y el petróleo como activos refugio por las tensiones en Estados Unidos e Irán. Ahora le toca al coronavirus

La tensiones geopolíticas entre Estados Unidos e Irán, por la eliminación del general iraní Qasim Soleimani por parte de los estadounidenses y la respuesta iraní con el lanzamiento de 22 misiles balísticos a basas militares de los norteamericanos, provocaron fuertes revalorizaciones en el oro y el petróleo.

Pero el metal amarillo le ganó la partida al crudo. Subió más y corrigió menos cuando se relajaron las relaciones entre Washington y Teherán, por lo que se mostró como la apuesta más segura, una vez más, ante este tipo de conflictos.

La visión largo placista y de activo refugio clásico del oro le otorga una menor volatilidad y un mayor rendimiento de lo que ofrece el petróleo.

Los analistas de Goldman Sachs son claros y contundentes: «El oro es mejor cobertura que el petróleo. La historia muestra que, en la mayoría de estas ocasiones, el oro se comporta mejor”.

Otro de los puntos que apoyan la tesis de inversión en oro sobre el crudo es la demanda actual de petróleo. El economista jefe de Axa IM, Guilles Moëc, es muy claro: «La economía mundial se ha vuelto menos dependiente del petróleo en las últimas décadas».

En general, quien apuesta por el crudo lo hace como una apuesta o una visión más cortoplacista y en base a crisis puntuales que el que invierte en oro. El que apuesta por el metal amarillo va más allá de situaciones puntuales.

Y llegó el coronavirus

El coronavirus es una nueva prueba para comprobar cómo se comportan ambos activos.

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Carsten Menke, de Julius Baer, apunta que, salvo un impacto más duradero en el crecimiento chino, no esperamos un apoyo mucho más fundamental a corto plazo del virus para el oro. Sin embargo, “en un horizonte a más largo plazo, todavía vemos al alza y mantenemos una visión constructiva”.

Por su parte, el crudo tiene que agarrarse a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para gestionar su desempeño ante las turbulencias.

Aún así, y a la espera de una nueva reunión en la que extender a todo 2020 el recorte de producción de barriles al día (actualmente en 1,2 billones), la OPEP ha recortado en gran medida su previsión de demanda de petróleo por el coronavirus.

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De este modo, el crecimiento del consumo global para todo 2020 se fija en menos de un millón de barriles diarios, 230.000 menos de lo esperado.

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