Goldman Sachs: “Compre las peores acciones del mundo porque el rebote va en camino”

Goldman Sachs recomienda largos en el mercado más castigado del mundo, el brasileño, que cede un 48 por ciento en dólares en lo que va de año

“No tenga miedo y meta su dinero en el peor índice del mundo” es el último consejo (no literal) de Goldman Sachs.

Suena a broma pero no lo es. El banco de inversión estadounidense ha adoptado una estrategia compradora sobre el Ibovespa, la bolsa más castigada del planeta (que es mucho decir en estos tiempos), que cede un 48 por ciento en dólares este año.

En su opinión, las acciones brasileñas van a beneficiarse de un incremento del apetito por los activos de riesgo y la recuperación de los precios de las materias primas que se va a producir en la segunda parte de 2020, según un informe elaborado por los estrategas del grupo y fechado el 20 de mayo.

Candidato para el rebote

“Los activos brasileños son un candidato ideal para el rebote”, dicen los estrategas en la nota.

En concreto, recomiendan a los inversores posicionarse largos sobre el índice Ibovespa con el objetivo de alcanzar los 90.000 puntos, lo que supone una subida del 9 por ciento sobre los niveles actuales.

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En todo caso, es conveniente precisar que un rally hasta los 90.000 puntos aún situaría al Ibovespa en unos niveles un 22 por ciento inferiores a los que se situaba a finales del año pasado.

Problemas políticos en Brasil

Los inversores han huído de las cotizadas y la moneda brasileñas este año ante el fuerte daño que la pandemia de Covid-19 está causando en la economía, que ha deteriorado aún más las frágiles perspectivas fiscales de la nación.

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Asimismo, los activos brasileños han acusado las turbulencias políticas y el incremento de la desconfianza hacia el presidente del Gobierno, Jair Bolsonaro.

Antaño bendecido por los mercados, cada vez es menos respetado ante sus salidas de tono y su mala gestión de la crisis sanitaria, que ha provocado que Brasil se haya convertido en uno de los países del mundo más tocados por la enfermedad.

Por ejemplo, Bolsonaro mandó multiplicar la producción de Cloroquina (un fármaco antimalárico) en los laboratorios del Ejército brasileño para combatir la pandemia cuando no hay ningún estudio concluyente que relacione el uso de este medicamento con una menor incidencia de la enfermedad.

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En este contexto, Bolsonaro ha visto cómo varios de sus ministros han abandonado el cargo. Entre ellos, los icónicos responsables de Salud y el Justicia, dos dimisiones que han venido a incrementar las dudas que existen sobre su gestión.

En el primer caso, la salida se produjo ante el desencuentro entre el ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, y Bolsonaro ante la negativa de este último a ordenar el confinamiento de la población para contener el avance de la pandemia.

En el segundo caso, tuvo que ver con el despido del jefe de la Policía Nacional. Fue una salida especialmente dolorosa porque Sergio Moro, un antiguo juez federal conocido por su lucha contra la corrupción en el país, era uno de sus fichajes estrella.

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