El pánico por el Covid-19 se instala en el mercado, ¿qué hacer?

El mercado está dividido. Algunos inversores llaman a la prudencia mientras otros recuerdan que, a río revuelto, ganancia de pescadores

Las bolsas de todo el mundo se han instalado en modo pánico ante los últimos acontecimientos relacionados con la pandemia del coronavirus. Lo venían barruntando desde principios de año, cuando comenzaron a llegar las noticias sobre una enfermedad de origen desconocido en China, pero la descontrolada expansión de esta patología en Europa y las draconianas medidas adoptadas para contenerlo les han dado la puntilla. Así, el selectivo español se ha dejado un 20,8% de su valor en tan solo una semana, por mucho que el rebote del viernes tratase de maquillar lo sucedido el día anterior (el peor de su historia). Por su parte, el Euro Stoxx 50 ha cedido un 19,9% en cinco sesiones y el S&P 500 ha perdido en torno al 12%. Un descalabro que es aún mayor si se tiene en cuenta la evolución de los índices desde el inicio del brote. En ese caso, el retroceso supera el 30 por ciento en la mayoría de los selectivos.

Pero, ¿por qué asusta tanto el Covid19? A los inversores les preocupa, sobre todo, que se trata de una enfermedad totalmente desconocida, de la que es difícil prever su evolución. «La visibilidad del mercado casi nunca ha sido tan baja. Somos rehenes del tiempo que se tarde en contener el coronavirus, lo que permitirá una vuelta a la normalidad», escribe Yves Bonzon, director de inversiones de Julius Baer.

Asimismo, las bolsas temen los efectos que las medidas destinadas a frenar la pandemia tendrán sobre la economía. «El mercado nos está diciendo que hay riesgo de que esto no sea solo un trimestre en negativo (como se ha venido diciendo desde el inicio de la crisis) sino que puede dar lugar a un deterioro más duradero de la economía, a una recesión más o menos prolongada», explica Nicolás López, de MG Valores. Y no es un temor infundado a la luz de las últimas declaraciones de la Comisión Europea, que el viernes reconoció que el crecimiento podría ser negativo en 2020; o de Christine Lagarde, presidenta del BCE, quien ha advertido que la situación podría provocar una depresión a la altura de la de Lehman Brothers.

Para colmo de males, otro motivo de preocupación es el paquete de medidas adoptadas por el Banco Central Europeo para reducir el impacto de la crisis: la inyección de 120.000 millones no ha impresionado a nadie y se echó en falta que la institución presidida por Lagarde recortara los tipos, como habían descontado las bolsas. 

El BCE decepciona

Pero, ¿por qué importa que no se hayan recortado los tipos? Porque implica reconocer que no serviría para nada; admitir que el margen de maniobra del BCE es muy limitado, tal y como asevera Andrew Bosomworth, de Pimco: «Dejar la facilidad de depósito inalterada en el -0,5 por ciento refleja implícitamente que el Consejo de Gobierno es consciente de la limitada efectividad que un recorte de tipos tendría a los niveles actuales». «Envía la señal de que incluso el propio BCE piensa que está al final del camino cuando se trata de recortar los tipos de interés», coincide Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments.

En conjunto, parece como si el mercado sintiera que los políticos no están mostrándose a la altura del desafío. «El peor escenario no está puesto en precio todavía, somos rehenes de políticos que tienen que actuar rápido», advierte en este sentido Bonzon. Esa desconfianza de los inversores sobre la capacidad para revertir la situación se aprecia en los elevadísimos niveles de la volatilidad, situados en máximos de las últimas décadas, superando incluso las cotas de 2008, de la crisis de las puntocom, del 11-S o de la crisis del euro (el índice VIX se colocó en el 72%, el jueves pasado). «Una vez que entras en un pánico, no hay análisis racional. Es un sálvese quien pueda y en eso estamos: en pleno pánico», explica López.

Entonces, ¿dónde puede estar el suelo del mercado?, ¿hasta qué niveles nos podemos ir? López explica que lo ocurrido el jueves cambia por completo el panorama pues se registró «una caída de un grado superior que ha roto por completo la tendencia alcista y ya no está claro ni cuándo ni cómo de rápida será la recuperación». «El pánico puede ser un proceso que dura meses. Si el día que quebró Lehman hubieras comprado bolsa, te hubiera tocado seis meses más de bolsas a la baja, con una caída adicional del 30% más o menos. No es posible saber cuál es el futuro que nos queda por delante», añade. 

En todo caso, el analista técnico Josep Codina trata de ofrecer algunos niveles de referencia. En concreto, «tras la pérdida de los mínimos de 2016 sobre los 7.650 puntos, el siguiente soporte del Ibex está  sobre los 6.000 puntos»; mientras que el Stoxx 50 lo tiene en los 2.1002.000 puntos. En ambos casos son los mínimos de 2012, en plena crisis del euro, tras perforar el jueves pasado los niveles del Brexit.

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Si bien, son numerosas las voces dentro del sector de activos que descartan tajantemente que estemos ante una reedición de lo vivido en 2008. Por el contrario, creen que las fuertes depreciaciones registradas sin discriminación en muchas compañías abren oportunidades de compra a precios mucho más atractivos que hace tres meses. «¿Podemos ver niveles todavía más atractivos? Claro que sí, pero esperar al mínimo es tirar una moneda al aire. Yo, desde luego, estoy aprovechando caídas para aumentar la exposición a renta variable en compañías de calidad», cuenta Celso Otero, de Renta 4. En su caso, ha comprado desde Inditex a Amadeus, pasando por L’Oréal, Louis Vuitton, Nestlé, Mastercard o Accenture.

Razones fundamentales

Una visión parecida tiene Julián Pascual, de Buy & Hold, quien descarta tajantemente que haya razones «fundamentales» que justifiquen el desplome. «La gripe española, que provocó la muerte de un 5 por ciento de la población mundial, provocó caídas del 30 por ciento de la bolsa. Y ahora hemos caído prácticamente lo mismo a pesar de que hemos visto que el país donde se originó el brote, China, ya lo ha controlado», dice. 

Por eso, está aumentando su participación en empresas como Safran. «El mercado está en fase de pánico y, cuando entra en fase de pánico, los que llevamos muchos años en esto ganamos dinero. Vender o reducir es lo contrario de lo que hay que hacer. Yo no sé lo que va a pasar con el mercado pero estoy posicionado para el rebote», añade. De hecho, Pascual también ha comprado acciones en los sectores más tocados por la crisis como Ryanair, Swiss Air, Boeing o Airbus. «Las aerolíneas débiles van a quebrar. Porque ya estaban mal antes. Es como el coronavirus con los pacientes con patologías previas: si estás mal, quiebras. Pero las fuertes van a salir mejor. Porque su negocio es como una tarta. Si se mueren algunos actores, les toca más tarta», explica.

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En todo caso, tomar decisiones en este entorno es complicado. Por eso, Darío García, de XTB, da un consejo que puede ser útil: «Pensar en comprar los primeros es demasiado ambicioso. Yo esperaría a que las grandes casas de inversión empiecen a apostar por el alza y ahí entrar. Se trata de no entrar los primeros ni tampoco los últimos».  
 

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